Ocho de los Filton24 mantienen la huelga de hambre como protesta por el genocidio en Palestina
Ocho activistas de Palestine Action llevan más de un mes en huelga de hambre en cárceles británicas. Detenidos desde hace más de un año y acusados por acciones contra empresas armamentísticas y organizaciones relacionadas con Israel, su deterioro físico se agrava cada día que pasa.
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Entre 37 y 45 días. Ese es el tiempo que ocho de los 24 miembros de Palestine Action arrestados hace más de un año llevan en huelga de hambre para protestar por su detención y por el genocidio aún en curso en Palestina. Diversas asociaciones, colectivos y familiares de los propios arrestados han alertado sobre el crítico estado de salud que algunos de los reclusos padecen. Aunque la ley británica establece un plazo de un año desde la detención –6 de agosto de 2024– para que el juicio comience, no ha sido hasta más de un año después –17 de noviembre de 2025– cuando el primer juicio contra ocho de los arrestados ha dado comienzo.
Después de que el Gobierno británico declarara a Palestine Action como «organización terrorista», las acciones contra sus miembros se han sucedido, derivando en episodios como la detención de más de 500 personas en un solo día durante las protestas del 4 de octubre en Londres. En total, 2.489 personas relacionadas con la organización, o que han acudido a manifestaciones organizadas por esta, han sido arrestadas por las autoridades británicas desde que el genocidio en Gaza comenzó.
Aun así, son los llamados ‘Filton24’ quienes ahora encarnan y protagonizan la lucha que una parte de la sociedad británica ha librado contra empresas e instituciones que han apoyado y colaborado con Israel en su misión mesiánica de hacerse con Gaza y acabar con su población.
A principios de noviembre, ocho de los 24 detenidos decidieron iniciar una huelga de hambre que aún perdura. Los abogados y familiares de los huelguistas advierten de que los activistas podrían morir en prisión y acusan a los funcionarios penitenciarios británicos de falta de atención médica y de comunicación, así como al ministro de Justicia de ignorar sus reiteradas peticiones de reunión. Dos de los ocho llevan ya 44 días sin comer, y cinco de ellos han sido hospitalizados en algún momento de la acción reivindicativa.
La protesta es considerada ya la mayor huelga de hambre coordinada en las cárceles del Reino Unido desde 1981, cuando los presos republicanos irlandeses, liderados por Bobby Sands, se negaron a comer.
El dinero y las armas
El 6 de agosto de 2024, seis miembros de Palestine Action condujeron una furgoneta penitenciaria modificada hasta el centro de investigación, desarrollo y fabricación de Elbit Systems en Filton, Bristol. Una vez dentro, los seis desmantelaron armas israelíes, incluido el mismo modelo de drones cuadricópteros que utiliza el Ejército israelí para imitar los sonidos de mujeres y niños llorando con el fin de atraer a civiles palestinos y matarlos. La acción supuestamente le costó a la mayor empresa de armas de Israel más de dos millones de libras esterlinas en daños.
Tras ser detenidos en el lugar de los hechos, otros cuatro activistas fueron arrestados por la Policía Antiterrorista en diferentes puntos de Gran Bretaña. Durante aproximadamente una semana, los diez permanecieron detenidos sin cargos y fueron interrogados repetidamente en virtud de la Ley Antiterrorista. Finalmente, todos fueron acusados de delitos no relacionados con «terrorismo».
En noviembre de ese mismo año se produjeron nuevas redadas, en las que volvió a hacerse uso de la legislación antiterrorista, y otros ocho activistas fueron enviados a prisión preventiva en relación con la misma acción de Filton, elevando el total a 18. Finalmente, en julio de 2025, otras seis personas fueron detenidas y encarceladas por la misma causa. Así se conformó el grupo conocido como los 24 de Filton.
Historias con nombres
Antes de su arresto, Kamran Ahmed trabajaba como mecánico de automóviles. Fue detenido en una redada policial al amanecer en noviembre de 2024 por unidades antiterroristas, ocho meses antes de que Palestine Action fuera proscrita oficialmente como «organización terrorista» por el Gobierno británico. Está acusado de robo con agravantes, daños criminales y desórdenes violentos por su presunta participación en el allanamiento de una instalación de Elbit Systems meses antes. Salvo cambios en el proceso judicial, Ahmed habrá pasado más de 20 meses en prisión preventiva cuando comience su juicio, previsto para junio de 2026.
Su hermana, Shahmina Alam, declaró a Al Jazeera que viven con el temor constante de «recibir una llamada con la peor de las noticias». Desde que ingresó en prisión, Ahmed ha perdido más de 10 kilos. Alam admite incluso preferir los momentos en los que su hermano permanece en prisión frente a los ingresos hospitalarios: «Cuando lo llevan al hospital nos cortan la comunicación y no sabemos absolutamente nada».
Como Ahmed, otros cuatro militantes han tenido que ser hospitalizados debido a los efectos de la huelga de hambre. Lejos de ver un final próximo, los activistas –repartidos en más de cinco cárceles del país– aseguran estar convencidos del sentido político y moral de su sacrificio.
Ley a la carta
Durante todo este tiempo, numerosas protestas han reunido a miles de personas que exigían la liberación de los detenidos. Sin embargo, amparándose en la «Terrorism Act», muchos de los asistentes fueron arrestados y acusados de apoyar a una organización que, al menos en términos legales, ha sido equiparada con grupos como ISIS o Al-Qaeda.
Aprobada por una amplia mayoría del Parlamento británico –385 votos a favor y solo 26 en contra– bajo la premisa de proteger la «seguridad nacional», la calificación de Palestine Action como «grupo terrorista» implica que la pertenencia a la organización, «recaudar fondos» para ella o «exhibir artículos» en su apoyo se castiga con penas de hasta 14 años de prisión.
Autoridades internacionales han expresado su preocupación. El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, afirmó que la prohibición «parece desproporcionada e innecesaria», mientras que el Consejo de Europa denunció los «límites excesivos» impuestos al derecho de protesta. Amnistía Internacional calificó la medida de «preocupante» y pidió a Reino Unido que centrara sus esfuerzos en presionar a Israel en lugar de criminalizar la disidencia.
Mientras las protestas continúan y las denuncias se acumulan, los activistas siguen entre rejas. Amparado en la designación de «grupo terrorista» contra Palestine Action, el Gobierno socialdemócrata de Keir Starmer mantiene su persecución judicial contra quienes alzan la voz por el pueblo palestino. La huelga de hambre de los ‘Filton24’ no solo pone en riesgo la vida de sus protagonistas, sino que también interpela a un sistema legal que, bajo el pretexto de la seguridad, parece dispuesto a sacrificar derechos fundamentales y vidas humanas en silencio.