XANDRA ROMERO
SALUD

El término anticáncer

Amenudo aparecen publicadas en los medios de comunicación diversas noticias acerca de nuevos estudios que relacionan algunos alimentos con la prevención o el aumento del riesgo de sufrir cáncer. Algunas de estas noticias, artículos o sugerencias vienen derivados de análisis que evalúan la posibilidad de que determinados componentes o nutrientes de la dieta estén asociados con aumentos o disminuciones de la posibilidad de desarrollarlo.

Lo cierto es que los estudios con células cancerosas en el laboratorio y en modelos animales, a veces, aportan evidencias de que determinados compuestos químicos aislados pueden ser carcinógenos o tienen actividad contra el cáncer. No obstante, las pruebas realizadas en poblaciones humanas no han mostrado aún que algún componente concreto de la dieta cause o proteja de esta enfermedad. En este punto quizá alguno se cuestione por qué entonces, algunos estudios han concluído en asociar determinados alimentos con la prevención o la causa de tumores como por ejemplo fue el caso de las carnes rojas y procesadas que se destapó el año pasado.

Lo que ocurre es que en ocasiones los resultados de estos estudios indican solo que el componente de la dieta está asociado con un cambio en el riesgo de cáncer, no que el componente de la dieta es responsable del cambio en el riesgo o que lo cause.

Por lo que, a día de hoy, podemos decir con claridad que ningún alimento puede prevenir o evitar que se desarrolle y que no existe una dieta anticáncer.

Sin embargo, más que apuntar a alimentos concretos, sí sabemos que a pesar de la carga global del cáncer, solo unos pocos tumores están determinados genéticamente y la mayor parte de su génesis depende de factores ambientales, de modo que son los estilos de vida vinculados a la alimentación los que sí pueden aumentar la posibilidad de desarrollar una de estas patologías. Un ejemplo puede ser el caso de la obesidad y el sedentarismo que incrementan el riesgo de presentar un cáncer, de páncreas, estómago y mama en el primer caso y menor posibilidad de sufrir patología de mama, colon y endometrio en presencia de actividad física.

Dentro de estos modos de vida que podrían favorecer o prevenir esta «pandemia», el World Cancer Research Found y el American Institute for Cancer Research establecieron en 2013 una serie de recomendaciones basadas en la evidencia para la prevención de esta enfermedad. Una de ellas es la ausencia del consumo de alcohol. En este sentido, aunque, incluso, se haya recomendado la ingesta de vino, hay evidencias más que suficientes para advertir que no hay certeza científica de que el vino tinto reduzca el riesgo de cáncer. También se sabe que el consumo excesivo o regular de alcohol puede aumentar los boletos de presentar cánceres de la cavidad bucal faringe (garganta), laringe, esófago, hígado, seno, colon y recto. El peligro de padecerlo aumenta con la cantidad de alcohol que se bebe.

Respecto al peso corporal, dado que su incremento podría favorecer el riesgo de cáncer, estas instituciones aconsejan mantener los kilos dentro de los márgenes normales así como evitar el crecimiento de la circunferencia de la cintura durante toda la vida adulta. Sobre la actividad física se avisa de los beneficios de realizar una actividad de intensidad moderada durante al menos 30 minutos diarios, al tiempo que se limitan los hábitos sedentarios.

Además, instan a evitar alimentos de alta densidad energética como bebidas azucaradas y “comida rápida”. Debemos comer por lo menos 5 porciones al día (como mínimo 400 gramos) de hortalizas y frutas, así como aumentar el consumo de cereales integrales y legumbres y reducir el de alimentos ricos en carbohidratos refinados (cereales y harinas refinadas). A lo que hay que añadir la preferencia de no comer más de 500 gramos por semana de carnes rojas y una mínima proporción (o mejor ninguna) de carnes procesadas como son las salchichas, hamburguesas, embutidos....

En cuanto a la preparación, elaboración y conservación, se deben evitar los alimentos conservados en salazón o salmuera, y los que tienen mucha sal, así como las carnes a la parrilla o demasiado cocinadas. Finalmente, para prevenir el cáncer no se recomiendan los suplementos alimentarios, es preferible aumentar la toma de nutrientes importantes incorporando a la dieta los alimentos ricos en dichos minerales o vitaminas.