XANDRA ROMERO
SALUD

Comer fuera con éxito

Con el nuevo año aparecen lo deseos renovados de encuadrar mejor nuestra vida. Estamos contentos, motivados y con ganas de poner el contador a cero. Hay muchas cosas que hacer y proyectos nuevos que plantearnos. Entre ellos, no pueden faltar los clásicos propósitos relacionados con la salud. No es de extrañar entonces que en el top ten de la lista de propósitos más comunes encontremos el típico “perder peso” y “hacer más ejercicio”, o lo que podría englobar ambos: “Ponerse en forma”. Pero este artículo no trata sobre cómo conseguirlos o sobre cómo no procrastinar para lograr cumplir estos propósitos. De lo que sí me gustaría hablaros es de un hecho con el que probablemente no habéis contado hasta ahora y que tiene mucho que ver con no poder lograr estos objetivos concretos.

Pongamos que empiezas una dieta, un estilo de vida más saludable o simplemente te apuntas al gimnasio. Bien, durante un par de semanas o, con suerte, un mes, todo va viento en popa. Pero enero se acaba y con él también termina la saturación de vida social, de cenas, comidas y poteos varios causados por la presión navideña. Empezamos a salir de nuevo y decimos adiós a la dieta, al gimnasio, porque, total, no paramos de encontrar obstáculos para cumplir nuestros propósitos...

Ciertamente, si estás tratando de cuidarte, comer fuera simplemente no es tu mejor opción. Sabes que es difícil controlarte y además quieres disfrutar de esos “excesos” ocasionales. De hecho, según un estudio de Cambridge, más del 90% de los platos principales que pedimos en los restaurantes son excesivos en calorías, sodio (sal), grasas y, en particular, en grasas saturadas. Por eso, en vez de abandonar esos nuevos hábitos que habías empezado, mejor sigue leyendo e incluye estas pautas cuando vayas a salir a comer fuera.

Ten en cuenta un par de aspectos que puedes usar a tu favor antes de salir hacia esa comida o cena: en primer lugar, no te saltes ninguna comida previa, ya que si estás en un sitio donde hay comida llena de calorías de forma accesible y vas con hambre, no tendrás tiempo de pensar bien tu elección.

Intenta ofrecerte como voluntario para elegir las mejores opciones de restaurantes. Por ejemplo, un asador siempre te permitirá comer carne, una pieza de alta calidad de proteína. En estos casos, elige piezas magras como chuleta, entrecot o solomillo.

Otra posibilidad sería elegir un lugar especializado en pescados y mariscos. Ambos resultan una buena opción, puesto que, a nivel de grasa y calorías, su valor nutricional es similar y muy adecuado. Asimismo, es una buena idea comer en vegetarianos, basados en verduras y legumbres, así como en restaurantes de comida japonesa, cuya base son los pescados, verduras y cereales. Gracias a que, a día de hoy, muchos restaurantes tienen el menú en su página web, es conveniente echarle un vistazo antes para poder elegir de forma mucho más tranquila y consciente. ¿Cuándo elegir? Lo ideal es hacerlo justo cuando hayas terminado de comer, pues así el hambre no entorpecerá tu decisión.

Otra forma de mejorar nuestras decisiones en materia de comidas fuera de casa es elegir aquellos platos que sean más simples; es decir, que tengan pocos ingredientes.

Si eres de los que no puede resistirse al postre, compártelo.

Y por último, recuerda dejar el alcohol fuera de las comidas, en la medida de lo posible, y comer con agua.