TERESA MOLERES
SORBURUA

Glifosato

El mes pasado el ministro de Agricultura alemán votó a favor de prolongar el uso del glifosato durante cinco años más, contraviniendo las órdenes de Angela Merkel. Con su voto ha conseguido que este herbicida siga siendo legal en la UE. Mientras tanto, el Estado español sigue votando a favor de la utilización del glifosato, que comenzó a usarse en los años 70 y actualmente se emplea generosamente en la agricultura, en los espacios públicos y en jardines. El fabricante asegura que se degrada en compuestos inofensivos en el suelo, sin embargo, nuevas técnicas analíticas de medición dan resultados diferentes, hasta llegar a la afirmación de la Organización Mundial de la Salud, que lo califica como probablemente canceroso. El abuso de este herbicida arrastrado por las aguas de los arroyos hace que en suelos y capas freáticas se encuentre en cantidades enormes. También es contaminante para vegetales y microorganismos del suelo.

Sin esperar cinco años más, para cuando el glifosato se prohíba definitivamente, podemos comenzar a usar técnicas bio para tratar de erradicar las malas hierbas. El agua caliente y la lejía son desherbantes eficaces contra dientes de león, plantago, campanillas, mostacilla, cardos y grama. Después de regar durante diez días seguidos, la hierba se seca y se destruye. De la misma manera, son también eficaces los riegos con agua de mar o agua hirviendo salada, sin abusar, porque la sal mata la biodiversidad y las plantas cercanas si no actuamos con cuidado.

Ácido acético y vinagre son otra alternativa para desherbar, aunque, debido al proceso químico de su producción, todavía no están inscritos como herbicidas bio. Se utilizan rebajados al 10%, el ácido acético, y al 8%, el vinagre blanco. Hay que dosificarlos con precaución para evitar destruir los microorganismos. Las plantas de hojas grandes se queman las primeras, y al año siguiente intentarán salir de nuevo, pero lo harán ya debilitadas.

Para superficies mayores funciona la falsa siembra. Se trata de “engañar” a las malas hierbas aireando y preparado el terreno como si fuésemos a sembrar nuestros cultivos; las malas hierbas no esperan y colonizan el terreno que creen está preparado para ellas. Ya crecidas, las arrancaremos, quedando el terreno limpio para el cultivo elegido.