Martxelo DÍAZ

IRUÑEA, UNA OPCIÓN HISTÓRICA PARA DESBANCAR A LA DERECHA

El cambio en el Ayuntamiento de Iruñea se toca con los dedos de la mano, parece incluso más cerca que en el Gobierno navarro. En esta legislatura se ha acentuado el declive de UPN, que pierde fuerza y aliados para mantenerse en el poder en la capital navarra.

Enrique Maya opta a la reelección como alcalde de Iruñea con un dudoso honor. Ha gobernado la ciudad durante cuatro años, pero lo ha hecho sin lograr aprobar ni un solo presupuesto. Unas cifras de record, de record negativo.

Este dato es uno de los numerosos que refleja la erosión que ha sufrido la posición de UPN en la capital navarra. Maya no tiene la «firmeza» de Alfredo Jaime, que llegó a derribar con una excavadora las barracas políticas, ni de Yolanda Barcina, que no dudaba en ordenar cargar contra las protestas contra el parking de la Plaza del Castillo o permitir la ocupación policial de Alde Zaharra durante el derribo del gaztetxe Euskal Jai. Y menos aún se acerca a su tirón electoral.

UPN no es lo que era y está débil. La salida por la puerta de atrás de Simón Santamaría del puesto de jefe de la Policía Municipal es otro de los síntomas que refleja la erosión de la derecha navarra. Quien fuera azote de cualquier movilización popular en Iruñea tuvo que dimitir porque tenía un importante flanco judicial abierto. En plena campaña se ha conocido que Santamaría tendrá que enfrentarse próximamente a un juicio oral por prevaricación y atentar contra la integridad moral de una subordinada. Todo un símbolo de lo que ha sido la Policía Municipal en la Iruñea de UPN.

De manera paralela al declive de Santamaría se ha registrado también el de Ignacio Polo, el concejal responsable de la Policía Municipal. Polo también igualmente por la puerta de atrás amenazado por las denuncias judiciales. Pero, en su caso, fue todavía más chusco, puesto que el proceso comenzó porque le pillaron borracho conduciendo y se enfrentó a los agentes que le dieron el alto. Se acusó a los mandos policiales de trato de favor para intentar que Polo saliera lo mejor parado posible. Y para más inri, todo sucedió... en un Aberri Eguna.

Pero reparemos en cosas más sustanciales. Enrique Maya no ha sido capaz de sacar adelante en el Pleno un solo presupuesto en cuatro años. Tampoco ha sido capaz de aprobar proyectos que eran estratégicos para UPN (o al menos para el Gobierno de UPN de Yolanda Barcina, que fueran estratégicos para la ciudad ya era más discutible). Es el caso de Donapea, un centro de investigación biomédica impulsado por la Universidad del Opus. Para construirlo reclamó los terrenos del instituto de FP de Donapea, en lo que era la enésima cesión de terreno a la Universidad del Opus, que ya ocupa buena parte del término municipal sin aportar un euro en contribución. El Pleno de Iruñea se opuso al proyecto, tramitado mediante un PSIS, figura administrativa que permitía al Gobierno navarro decidir por encima de la autonomía municipal. Pero finalmente, el proyecto se desestimó.

Las fiestas populares han sido otro de los caballos de batalla de UPN desde el Ayuntamiento de Iruñea. Se puede decir que ha sufrido otra derrota. UPN intentó ahogar la participación popular y esta es hoy más fuerte que nunca. En sanfermines se vio obligado a aceptar el recinto de Gora Iruñea. En San Fermin Txikito, una reciente sentencia judicial ha dejado acreditado que el Ayuntamiento no tenía motivos para impedir la instalación de una carpa que albergase el recinto festivo en la zona del Redín. Las fiestas de Arrotxapea, Txantrea, Arrosadia, Donibane y demás barrios siguen organizadas por la iniciativa popular.

El momento más tenso de este pulso entre movimiento popular y Ayuntamiento de Iruñea en el ámbito festivo se registra en la procesión del 7 de julio, especialmente a su paso por la calle Curia. En abril, se registraron detenciones por unos hechos ocurridos casi un año antes. Incluso se llegó a rozar la tragedia cuando uno de los arrestados sufrió un ataque cardiaco. La procesión se ha convertido en reflejo de la fractura social que UPN ha alimentado en Iruñea y que debe repararse cuanto antes. El intento de recuperar el Riau-riau fue otro fracaso de Maya.

Una alternativa que cuaja

Frente a la debilidad que muestra UPN, están los grupos de la oposición, sobre los que recaerá la responsabilidad de formar una alternativa a la derecha. EH Bildu, Geroa Bai, I-E y Aranzadi se postulan como los grupos sobre los que pivotará este cambio, aunque la clave puede estar en que UPN se quede sin aliados. Si el partido de Maya está en declive, algo similar se puede decir del PSN. Maite Esporrín es su cabeza de lista, de vuelta al Ayuntamiento tras su paso por el Parlamento. El PSN tiene actualmente tres concejales, gracias al 11% de los votos que logró hace cuatro años. En esta legislatura, el PSN, como en el Parlamento, ha oscilado entre apoyar a UPN en cuestiones estratégicas y alinearse con la oposición en otras materias, una opción que puede salirle cara. Las malas lenguas hablan incluso de que tendrá difícil obtener representación.

Quien sí va a tener problemas para lograr concejales será el PP, el único apoyo firme de UPN. Sus dos concejales, unidos a los once de UPN, no servían para lograr la mayoría en el Pleno. Se quedaban a uno de la mágica cifra de catorce que supone la mayoría absoluta. En 2011 obtuvo el 6% de los votos. Un descenso, por pequeño que sea, le dejaría por debajo de la barrera del 5% y sin representación. UPN, por tanto, se quedaría sin apoyos –salvo que una sorpresa diera concejales a grupos como UPyD o Ciudadanos–.

Frente a ello, el objetivo de los grupos de la oposición es alcanzar la cifra de catorce concejales. EH Bildu parte como favorito para liderar el cambio en Iruñea, aunque algunas encuestas sitúen por delante a Geroa Bai. Tiene un candidato, Joseba Asiron, muy bien valorado por muchos sectores. Su profesión de historiador conocedor de detalles curiosos de la ciudad le ha dado proyección en los últimos años. Es de trato afable y cercano, la campaña tiene bases sólidas y el programa ha sido elaborado tras múltiples contactos con los colectivos de la ciudad.

A diferencia de lo ocurrido con NaBai en el Parlamento, tras la ruptura de la coalición la mayoría de los concejales se alineó con Geroa Bai, que se quedó con cinco concejales y Uxue Barkos de portavoz. Su paso a encabezar la lista del Parlamento ha dejado a Itziar Gómez la responsabilidad de intentar mantener una presencia importante. Pero la figura de Barkos, especialmente en una candidatura personalista como Geroa Bai, puede echarse de menos.

I-E repite con Edurne Egino, su única concejal en esta pasada legislatura, como cabeza de lista. Es el único rostro que aparece en los carteles, lo que da la sensación de que el objetivo de la coalición es repetir esa representación. En 2011, se quedó al límite, en un 5,23%, por lo que no puede perder voto.

En cuanto a Aranzadi, es la marca de Podemos y aledaños, nacida tras un convulso proceso de constitución, en el que se valoraron otras fórmulas. El nombre responde a un parque a orillas del Arga en el que UPN impulsó un proyecto de centro de interpretación fuertemente contestado por la ciudadanía. Su reto es tener representación.