Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Dale duro»

El racismo no desaparece de la comedia estadounidense

La población afroamericana está en minoría en las calles de los EEUU, pero en las cárceles, sin embargo, es mayoritaria. Esta es una asignatura pendiente que, lejos de resolverse durante el mandato de Obama, aún se ha crispado más. Los ánimos están a flor de piel y, en medio del reducrecimiento de los disturbios raciales, el estreno de “Get Hard” no sentó nada bien. La polémica apenas ha llegado hasta aquí, entre otras razones porque la película tampoco es merecedora de un debate de tal naturaleza.

Sí que tiene chistes xenófobos, pero también los tiene homófobos, así que hay para todos. “Get Hard” no es más que una burda actualización de las “buddy movies” de los años 80 protagonizadas por parejas “café con leche”. Al poner al día dicho emparejamiento interracial se hace eco de la mayor división social generada por la crisis, con lo que la diferencia de clase entre los ricos blancos y los negros marginales se ha hecho mucho mayor.

Will Ferrell y Kevin Hart personifican los dos extremos, haciendo hincapié desde el primer momento en que coinciden en la película que son más los prejuicios que les separan que la propia realidad social. El topoderoso ejecutivo da por sentado que el afromaericano encargado de la limpieza de su coche de lujo posee, como todos los de su raza, antecedentes penales. Hasta ahí la sátira es incisiva, pero se vuelve humillante en cuanto el modesto empresario de lavacoches acepta ser el entrenador de su altivo cliente, cuando este es condenado por fraude y ha de ingresar en prisión, para lo que necesitará de una preparación que le libre de las palizas, abusos sexuales y demás peligros. Como comedia de equívocos no resulta, desde luego, ingenua.

Conviene aclarar que es el primer largometraje del hasta ahora guionista de comedias Etan Cohen, al que no hay que confundir bajo ningún concepto con el Ethan Coen de los hermanos Coen.