Zele ODOM
GASTEIZ
UN BLUSA SIN CUADRILLA

Las nubes invitan a pasear por la feria

El astro rey ha dado tregua a la ciudad, y las temperaturas han caído catorce grados en las últimas 24 horas. Así que me calzo las abarcas para patear las calles de Gasteiz. Quedamos en la Virgen Blanca, donde analizamos las opciones. La plaza Nueva está llena de niños y niñas, que saludan la llegada de Celedón Txiki y Neska Txiki, y los bares de Alde Zaharra aprovechan el ecuador de las fiestas para reponer fuerzas y neveras. ¿Qué hacer?

Nos adentramos en la plaza General Loma y un hombre llama nuestra atención. «Probar un trozo pastel vasco, el mejor de Euskadi». Nos acercamos y cogemos un «cacho». Sin desayunar, más de uno está pensando en comprar todas las existencias. Pero la oferta es variada, y antes de comprar hay que mirar y comparar. La Feria de Gastronomía y Artesanía Popular está dividida en dos partes. Cerca del Parlamento, junto a la parada del tranvía, se ubican los puestos de comida, en los que se pueden adquirir pasteles, quesos, embutidos y txoripanes. «La gente agradece el producto local, aprecian lo que ofreces», explica Xabier Aizpeolea, un veterano de esta feria, que vende queso de Idiazabal. Marta, una joven que trabaja junto a Aizpeolea, hace hincapié en la presencia de turistas. El hombre al que acaba de atender irrumpe en la conversación y advierte de su procedencia. Viene de Barcelona.

En la parte colindante con la plaza de la Virgen Blanca se encuentran los puestos de artesanía, aquellos en los que se venden los materiales no comestibles. Allí tiene su puesto Anitha, una mujer que realiza bisutería de papel, novedad que atrae las miradas de muchos curiosos. A la vista del resultado, cuesta creer que todo sea papel. Detalla que los artículos, entre los que destacan los pendientes y los colgantes, están tratados para protegerlos del agua y de los golpes.

En la feria también se pueden adquirir piedras talladas, figuras de cerámica y artículos de cuero. Todo hecho a mano. Nosotros ya hemos hecho nuestras compras, y decidimos perdemos de nuevo entre la masa en busca de una terraza donde tomar una cerveza y saborear el pintxo de queso.