El señor Jesús Pejenaute, aquel del lío de los billetes en Caja Navarra, al fin va ser relevado de su puesto en el consejo de Sodena, la sociedad de capital riesgo de Nafarroa. Y a mí solo me queda decir amén. Porque desde que Rostropovich nos dejara en 2007, no había visto yo una cara igual.

Pejenaute se convierte en administrador de Sodena por ser consejero de Políticas Sociales. Su dimisión fulminante por el escándalo de los billetes (Kontuz hizo público que había usado su cargo en CAN para desembarazarse de fajos de billetes de 500 euros) le obligó a dimitir. Barcina, sin embargo, le permitió quedarse en Sodena, para que el pobre banquero de Milagro siguiera pudiendo mamar de lo público.

La justificación que a día de hoy figura en la web de Sodena para explicar por qué Pejenaute tiene un asiento en la empresa de capital riesgo es que es miembro de la asesoría Pejenaute y Rosón. ¡Menudo supercargo! Sobre todo si tenemos en cuenta que Rosón es el apellido de su mujer y que la sede de tan importante asesoría es su propia casa.

El consejero Ayerdi se calza ahora a Pejenaute y a todo el consejo de Sodena. Acaba así una de las pequeñas minihistorias del Régimen. Uno de esos detalles que explican por qué estamos como estamos. De todos modos, habrá que seguir mirando para ver por qué a Sodena igual le daba invertir en caviar que perder 35 millones para salvar a “Diario de Navarra” de hundirse en Senadaviva. Así pues, está bien que Pejenaute se vaya, pero que tampoco lo haga muy lejos, por si hay que preguntarle algo.