Imanol INTZIARTE
MUNDIAL DE RUGBY

Cita decisiva antes de lo habitual

Inglaterra se juega su supervivencia en el torneo ante Australia, repitiendo un duelo que ya se vivió en las finales de 1991 y 2003.

Londres, 2 de noviembre de 1991. Inglaterra y Australia se enfrentan en la final del Mundial. Los visitantes se imponen 6-12, Nick Farr-Jones y David Campese alzan la copa ante la mirada de la reina Isabel II.

Sidney, 22 de noviembre de 2003. Un drop de Jonny Wilkinson cuando restan unos segundos para que termine la prórroga da el título a Inglaterra frente a los anfitriones (17-20).

Otra vez Londres, 3 de octubre de 2015. Esta noche. No es una final, pero como si lo fuese. Al menos para Inglaterra. Si pierde será una debacle para los de la rosa. Una cosa era la teoría, decir que era «el grupo de la muerte» y que podía caer cualquiera, y otra la dura realidad.

Parece que cada 12 años los ingleses y los descendientes de su antigua colonia penal se citan sobre el verde para arreglar sus cuitas con un balón oval de por medio. Twickenham será el escenario de otro apasionante capítulo (21.00).

La presión es para los muchachos de un Stuart Lancaster que esta noche podría dormir en la más lúgubre mazmorra de la torre de Londres, con la llave yaciendo al fondo del Támesis. Si pierden están KO, no hay más. Ya circulan estudios sobre el impacto económico negativo que supondría este resultado.

Por el contrario, una victoria prácticamente les deja en cuartos, gracias al bonus ofensivo que lograron contra Fiji y que ni Australia ni Gales pudieron sumar. Aussies y dragones, que se enfrentarán el sábado, se la jugarían entonces a cara o cruz. Hay combinaciones más rocambolescas, pero aún es pronto.

Lancaster recupera a Jonathan Joseph como segundo centro y mantiene su criticada apuesta por Owen Farrell en la apertura. En el otro bando, Michael Cheika repite el XV que jugó contra Fiji, con la dupla Hooper-Pocock en la tercera línea.

Atractivo grupo B

La jornada sabatina cuenta con otros dos platos más que interesantes, ambos en el grupo B. Sudáfrica y Escocia se enfrentan en Newcastle (17.45), al norte de Inglaterra y muy cerca de la frontera caledonia.

Una victoria garantiza a los del cardo el primer puesto del grupo, algo que no entraba en los pronósticos, mientras que la derrota les obliga a jugarse el pase frente a Samoa el sábado que viene. Duncan Weir entrará como apertura por el lesionado Finn Russell.

Los Springboks gastaron su cuenta de errores ante Japón, aunque los bonus logrados podrían permitirles otro tropezón. Pero no conviene jugar con fuego. Kriel entra con el 13 y De Jager en la segunda línea, en sustitución de los lesionados De Villiers y Matfield. Debido a estas dos bajas, el medio melé Fourie de Preez se estrena como capitán.

Antes, a las 15.30, Samoa y Japón pugnarán por mantenerse en la carrera por los cuartos. Ambos cuentan con una victoria y una derrota en su casillero. El ganador incluso podría colocarse segundo, en caso de derrota sudafricana. Samoa se juega además la clasificación directa para el Mundial de 2019, que los nipones tienen garantizada como anfitriones.

En 22 minutos

En el único partido disputado ayer, Nueva Zelanda sumó su tercera victoria. La víctima fue Georgia (43-10). El duelo se resolvió en 22 minutos, los que tardó Nueva Zelanda en sumar los cuatro ensayos que le daban el bonus ofensivo.

Entre medias, Georgia posó el ensayo con el que todos sueñan cuando juegan contra el número 1 del ranking. A partir de ahí, los de negro levantaron el pie y se dejaron llevar. Julian Savea firmó un hat trick, lleva 35 ensayos en 38 partidos.