Un pagano para las cervezas
Nueva Zelanda y Sudáfrica abren esta tarde las semifinales, que se completan mañana con el choque entre Australia y Argentina.

Ya están aquí las semifinales, tras una intensa resaca de cuartos. En primer lugar, por la caída de los europeos, en general, y la debacle francesa, en particular. Ello ha dao pie a análisis a tutiplén, que hubieran sido radicalmente diferentes si Gales y/o Escocia hubiesen ganado. Y no pasó por muy poco.
Cierto es que por vez primera el sur se ha marcado un pleno, pero su supremacía viene de lejos, no hay más que ver el palmarés. Sus estructuras están diseñadas con la selección como cúspide de la pirámide, los clubes y las federaciones no transitan cada cual por su camino.
Lo de Francia se veía venir, aunque no quizá la magnitud del batacazo. Hora de renovación. Gente como Michalak, Papé o Mas ya han anunciado que cuelgan la camiseta azul. Hora de buscar culpables, dedos señalando al Top14 y la Ligue National de Rugby (LNR) remarcando que el problema no se reduce a si hay más o menos extranjeros.
El segundo tema ha sido el error arbitral del sudafricano Craig Joubert en el último minuto del Australia-Escocia. La Federación Internacional (World Rugby) ha reconocido que tenía que haber marcado melé, y no el golpe de castigo con el que Foley dio la victoria por la mínima a los Wallabies. Y entonces ya no se hablaría de debacle europea, sino del resurgir de los escoceses. Cosas del deporte.
Llama la atención, por cierto, que se reconozca con esa naturalidad el error de un colegiado, aunque la decisión levantó las lógicas protestas y lamentos –estamos hablando de unas semifinales mundialistas, donde Escocia nunca ha llegado– y ya proliferan los artículos sobre la ‘futbolización’ del rugby.
El primer billete para la final se lo juegan esta tarde Nueva Zelanda y Sudáfrica, a partir de las 17.00 en Twickenham. Los dos técnicos repiten equipo, salvo el cambio obligado de Moody por el lesionado Crockett en la primera línea de los All Blacks.
Por un lado, el pick&go de los Springboks, levantar el balón y percutir hasta el infinito para ganar metros poco a poco, conservar la posesión y desgastar a la defensa rival. Por el otro, la electricidad de los de negro, con Aaron Smith dirigiendo sus huestes de un lado a otro hasta crear los huecos por los que entrar como cuchillos.
Dos estilos diferentes y una batalla general con muchas guerrillas particulares. Por destacar un par, la de las segundas líneas –Etzebeth y De Jager versus Retallick y Whitelock– y la de los alas, Piertersen y Habana frente a Milner-Skudder y Savea.
Gane quien gane, al término del duelo los dos seleccionadores compartirán unas cervezas en el vestuario. Una tradición iniciada en su primer duelo en los banquillos, en el año 2012.
Nueva Zelanda ganó aquel partido y Steve Hansen se presentó ante Heyneke Meyer –no se conocían de antes– con unas birras en la mano para compartir impresiones. La historia se ha repetido después de cada enfrentamiento y el que gana pone la bebida. No solo eso, sino que se han hecho buenos amigos, conocen a sus respectivas familias e incluso se suelen ir a cenar juntos la víspera de los partidos. Hansen ha pagado cinco veces y Meyer una. ¿A quién le tocará hoy?
Ledesma y su corazón dividido
A la misma hora y en el mismo escenario, mañana será el turno de Australia y Argentina. Michael Cheika recupera a Pocok –volverá a formar en la tercera línea con Hooper– y al zaguero Folau. Ambos se perdieron por problemas físicos el partido de cuartos de final. Causa baja el pilier Sio y en su lugar entra el experimentado Slipper.
El seleccionador argentino, Daniel Hourcade, recupera a Bosch –sancionado ante Irlanda– como segundo centro.
El protagonista de la semana ha sido Mario Ledesma. El técnico, artífice de la mejora de la melé australiana y del que los delanteros Wallabies hablan maravillas, afrontará la jornada con el ‘corazón partío’. No en vano el extalonador es toda una institución en los Pumas, cuya zamarra vistió en 86 ocasiones entre 1996 y 2011.
«Rezo todos los días para que eso no suceda», declaraba hace quince días sobre un hipotético enfrentamiento entra sus dos equipos. Sus ruegos no han tenido efecto.

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