M.I.
POINT BREAK

Le seguían llamando Bodhi, pese a haber cambiado

Casi 25 años después llega el remake de “Le llaman Bodhi” (1991), acogiéndose ahora para la distribución al título original en inglés. De nada sirve hacer comparaciones, porque en ningún momento los productores, que se han gastado cien millones de dólares en esta espectacular cinta de acción, pretenden emular a la película de la consagrada cineasta Kathryn Bigelow. De hecho, han fichado para la realización al desconocido Ericson Core, supongo que porque en su día dirigió el drama deportivo “Invencible” (2006). Y, después de tanto tiempo sin hacer un largometraje para la gran pantalla, no estará en condiciones de contradecir a sus jefes. El reparto que le han puesto, en cuanto a su trío principal, lo componen Edgar Ramírez, Luke Bracey y Ray Winstone. Ninguno de ellos consigue hacer olvidar a los originales Patrick Swayze, Keanu Rives y Gary Busey. Pero no por culpa o demérito suyo, sino porque la nueva versión avanza a tal ritmo que difícilmente les deja tiempo para desarrollar sus respectivos personajes. Al fin y al cabo se trata de una simple actualización del viejo argumento, para transformarlo en una exhibición de deportes de riesgo al gusto actual. Esa es la razón por la cual el surf queda reducido a la mínima expresión, y la dinámica de aventuras al filo de lo imposible toma la apariencia visual de los documentales patrocinados por una conocida bebida energética. Saltos, carreras y persecuciones en caída libre se suceden sin dar respiro al espectador.