Unai Bilbao Solaetxe
Preso político vasco encarcelado en Granada
KOLABORAZIOA

Seguiremos soñando, amatxo

Amatxo maitia, quiero darte el último abrazo que nos han robado por ser tú la amatxo de un represaliado y ser yo un preso político vasco. Quiero recibir tu último muxu, que nos han arrebatado esas personas que se autodeterminan demócratas y esas que miran a otro lado ante algo tan mínimo como que un preso pueda despedir a su madre. Nos han quitado nuestro derecho a estar juntos en tus últimas horas para decirte agur, amatxo, maite zaitut eta ez zaitugu inoiz ahaztuko. Quiero pasar por encima de todas las trabas y obstáculos, cortar los barrotes de mi celda, romper los muros de esta cárcel extranjera y darte lo que mereces, que todos nosotros estemos contigo cuando cierres los ojos.

Amatxo, ya sabíamos que una vez más íbamos a tener que soñar para estar juntos porque hemos aprendido a soñar de verdad. Estos sueños consiguieron que yo llegara para despedirte. Por encima de todas las barreras. Nos hemos despedido, además, a nuestra manera. Porque, aunque no lo decías, sé que tenías ese miedo que todas las amatxos de las personas represaliadas tenéis de no estar para ver a vuestras hijas e hijos el día de la amnistía. Y no lo decías por tu generosidad, porque siempre has pensado más en los tuyos que en ti, y en vez de preocuparnos con tus miedos nos regalabas sonrisas. Por eso creo que has resistido tantos años entre nosotros, no por ti, sino por tus hijos, por aita… yo sabía que te nos estabas apagando y a pesar de ello hemos seguido soñando con estar todos juntos.

Durante tu enfermedad han pasado muchas cosas que me gustaría recordar y compartir con las gentes de Euskal Herria. Más aún cuando el juez español de Vigilancia Penitenciaria ha resuelto que a los presos y presas políticos vascos dispersados no se nos vulnera el derecho a comunicar. Como tantas veces ha pasado con otros burkides, en estos últimos seis años solo nos hemos visto tres veces, siendo yo el que iba a verte a casa con custodia policial.

Tu grave enfermedad te impedía desplazarte hasta Granada. La cárcel rechazó todas y cada una de las peticiones, han retrasado expedientes solicitándome documentaciones absurdas, han tramitado peticiones de forma errónea, etc. Todo ello con el único objetivo de retrasar en lo posible la posibilidad de verte. En todas las ocasiones fue el juez quien me autorizaba ir a verte y, a pesar de existir ya varios autos que me daban esa autorización, la cárcel seguía denegándomelo. Pero quisiera recordar que el titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria me espetó que yo pedía muchos permisos para ir a verte. El mismo que insultó a Ibon Iparragirre. Ese juzgado se puso en marcha precisamente para dar cobertura al Estado español en sus políticas represivas.

Fue en setiembre cuando realicé mi cuarta y última petición para ir a verte. Una vez más, entre retrasos, la cárcel rechazó y el juez tampoco vio la urgencia de la petición. El 3 de diciembre te ingresaron en el hospital y al día siguiente los de casa me dieron la noticia de que ya no ibas a aguantar más. Ese mismo día recibí el auto judicial autorizando mi traslado para despedirte, pero el director de la cárcel no quiso trasladarme. El día 5 de diciembre nos dejaste, y yo seguía en Granada.

Y también han utilizado tu enfermedad y mi dolor para buscar mi arrepentimiento. Todavía no han entendido que somos un pueblo digno, que creemos en nuestra lucha y que esta es sincera y colectiva. Y nunca lo van a entender, amatxo.

Pude estar en el emotivo omenaldi que la familia y amigos te prepararon gracias a que los de casa se dejaron la piel en ello. Las paredes de la sala del tanatorio retronaron con “Izarren hautsak” que las y los amigos cantaron y con la canción que años atrás compusieron tus amigos y amigas y que ahora han retocado. Y tu biloba maitia Irati te dedicó unas palabras que nos emocionaron enormemente. Es de agradecer cómo se han portado la familia, amigos y la gente del pueblo. Quiero agradeceros a todas y a todos las muestras de cariño en estos días tan duros, en especial a los de casa, mis amigos y los kides. Zuen babesarekin hau guztia errazagoa egiten didazue.

Amatxo maitia, nosotros seguiremos soñando. Como hemos hecho siempre, por encima de todo; hoy también nos abrazamos, nos besamos, oigo tu maite zaitut, seme. Como siempre en los momentos difíciles. Tu vida ha estado llena de sufrimiento, no solo por tu enfermedad, también por mi época de clandestinidad, mi detención, las torturas padecidas, mi encarcelamiento y no podernos ver. Pero es impresionante la fuerza que has tenido siempre para olvidarte de tu sufrimiento y dedicarte a tu hijo preso, recorriendo miles de kilómetros para verme sabiendo que ello empeoraba tu salud, en un ejemplo para esos que se empeñan en aislarnos de nuestro pueblo e intentan cortar todas las muestras de solidaridad y cariño. La represión que padecemos choca con esa fuerza que tenéis las amatxos y el pueblo que nos hace sentir queridos.

Es enorme el hueco que nos dejas amatxo. ¡Cómo te vamos a echar de menos! Pero ahora toca recordar lo buena tía que has sido. Y lo haremos con una sonrisa, recordando la tuya, como tú quisieras vernos. Pronto subiremos al Serantes para recordarte y seguiremos soñando contigo. Mila esker eman diguzun guztiagatik; agur eta ohore, amatxo maitia.

Gora gure amatxo! Gora errepresaliatu guztien amatxoak!