Arnaitz GORRITI
Derbi en el Buesa Arena

Laboral Kutxa Baskonia desata una ventisca sobre Dominion Bilbao Basket

Sin dar opción a los hombres de negro, la escuadra gasteiztarra dio un recital a partir de practicar una duradefensa, y con Adams –MVP de la jornada– desatado. Pese al claro marcador, hubo demasiada tensión.

LABORAL K. BASKONIA 108

DOMINION B. BASKET 62

 

Frío en la calle y mucho calor en el Buesa Arena. La carretera estaba limpia y las temidas ventiscas se quedaron para la exhibición de juego de un Laboral Kutxa Baskonia que sacó del campo sin conmiseración a Dominion Bilbao Basket.

En parte por el desempeño de unos Hanga y Adams absolutamente eléctricos, y sobre todo por una defensa que asfixió por completo a los hombres de negro, el derbi de Zurbano no tuvo color ni historia, salvo el de la soberana paliza que le infligió el cuadro gasteiztarra al bilbaino, una suerte de aviso a navegantes para todos los rivales que asomen por el Buesa Arena en lo que resta de temporada

Después del homenaje a los campeones de 1996, un Baskonia mucho más enchufado se escapaba 10-2 en un santiamén. Kim Tillie, cuya vigilancia obviaba Bilbao Basket, campaba a sus anchas, mientras que los intentos de generar juego por Alex Mumbrú se encontraban enfrente a un Hanga mucho más físico.

Las rotaciones le dieron algo de aire a los hombres de negro, aunque Sito Alonso veía que no terminaban de agarrar al derbi, teniendo que pedir tiempo muerto con 17-9 en el marcador, después de que Adams le sacase los colores a Raül López –levemente aplaudido en la presentación– clavándole un triple en sus narices.

El propio Adams, tras robarle la bola al de Vic y provocarle una falta antideportiva acto seguido, elevaba la renta hasta el 21-9, lo cual proporcionaba regocijo en la hinchada baskonista y más fatalismo que incertidumbre en la bancada vizcaina, que no sabía la que le venía encima, aunque para su desgracia sí que lo intuía.

Por encima de la treintena

Desde el 14-9, tras canasta de Bogris, el marcador se fue derecho al 30-9, un parcial de 16-0 emuló al que Olympiacos le endosaba al propio Baskonia hace escasas fechas.

Los despistes vistos en El Pireo se convertían en asfixiante presión –sin cometer una sola falta hasta el minuto 13 del partido– que provocaban un sinfín de pérdidas de balón en el seno bilbaino, que se notaba cada vez más desesperado ante tamaña paliza.

Para más inri, Perasovic reservaba en su recámara la vitalidad impagable de un Jaka Blazic que no duda en pegarse con quien haga falta, gane o pierda. Los de Sito Alonso, que habían preparado este derbi como si de un partido más se tratase, no estaban listos para sostener semejante ventisca de juego e intensidad, y además se perdían en protestas a los árbitros que únicamente provocaba la risa en la grada de Zurbano.

Solo el orgullo de Mumbrú le hizo sumar puntos por aquí y por allá, así como el habitual «balancín arbitral», que al menos empujaba a los hombres de negro a la línea de personal, pero sus 9 puntos al descanso no podían competir con los 22 de Darius Adams, tan discutido tras su mediocre Copa y su mal partido frente a Olympiacos, y tan imparable ayer.

Laboral Kutxa Baskonia se disponía a borrar del mapa a su rival. Sumó 11 robos de balón, un porcentual en el tiro de 17 de 32 en tiros de campo y 19 de 20 en tiros libres, por un Bilbao Basket que, a sus 16 pérdidas antes del descanso, firmaba un 7 de 30 en tiros de campo. La renta baskonista se afianzaba sobre la treintena y hasta Corbacho pudo entrar. Con 58-27 en el marcador, el derbi tenía un ganador, pero todavía quedaban 20 minutos de partido, de fiesta gasteiztarra y de calvario bilbaino.

La mayor paliza desde 2004

Los 20 siguientes minutos estuvieron jalonados por algún que otro conato de tangana –Mumbrú con Bourousis primero, Hervelle y Blazic después– pero en esencia, Laboral Kutxa Baskonia se lo estaba pasando en grande frente a un Dominion Bilbao Basket que no veía la hora de escapar de aquella ratonera. Mientras, Darius Adams redondeaba su partidazo llegando a los 30 tantos.

No había relajación en el seno baskonista, que estaba en disposición de endosar una paliza todavía mayor que el 57-104 del debut del cuadro bilbaino en la Liga ACB. Con el último cuarto, la diferencia en el marcador se disparó por encima de los 40 puntos, toda vez que los de Perasovic, con el «hipervitaminado» Jaka Blazic a los mandos, volvían a apretar atrás, lo cual suponía un descalabro absoluto en el juego de ataque bilbaino.

El Baskonia cerraba el derbi doblando a su rival en el marcador –96-48– y llegando a los 50 de diferencia: 98-48, y eso que Sito Alonso sorprendía manteniendo a Mumbrú, Dairis Bertans y Bogris en la pista. Aunque la diferencia se rebajó minimamente, Laboral Kutxa Baskonia apretó de la mano de Mike James, hasta cerrar el duelo firmando una colgada con Ilimane Diop. Y por poco superan los 47 puntos de diferencia de aquel duelo de La Casilla.

 

Ambos entrenadores coinciden en la «impresionante» defensa del Baskonia

Una cosa es que Sito Alonso aceptara la derrota con deportividad –con la salvedad de su petición de respeto sobre los cánticos de la grada a Hervelle y Mumbrú–. O que Velimir Perasovic destacase el «orgullo» de sus muchachos por no querer sumar dos derrotas en el plazo de tres días. Pero es que ambos técnicos coincidieron con el «impresionante» trabajo defensivo baskonista.

Preguntado sobre los 13 minutos en los que Laboral Kutxa Baskonia no vio ni una sola falta en contra, Sito Alonso quitó paños calientes y prefirió darle mérito a los de Perasovic. «El Baskonia ha empezado súper activo y nos hemos colapsado. Eso nos ha costado situaciones de llegar tarde, que ha condicionado nuestro bonus. Cuando ellos se han sentido cómodos... no recuerdo, salvo con Ivanovic, Rakocevic... que era capaz de meterte 35 puntos en 10 minutos... no recuerdo una avalancha tan grande en mucho tiempo. Eso es demérito nuestro, pero tremendo mérito del Baskonia; es de justicia y hay que reconocerlo», confesó.

Perasovic, por su parte, agradecía al público por ofrecer un «ambiente impresionante». Más emocionado que de costumbre, el de Split dijo que «la agresividad de nuestra defensa hizo que adquiriéramos una ventaja decisiva. Hemos hecho un gran partido»