GUERRA SIRIA
En la semana en la que se han cumplido cinco años desde que estallaron las manifestaciones en protesta por la detención y tortura de unos chavales que se atrevieron a hacer pintadas contra el Gobierno al calor de las primaveras árabes, la guerra siria, el conflicto civil más sangriento de la ya sangrienta actualidad, ha registrado el inicio de unas nuevas negociaciones auspiciadas por Rusia y EEUU tras la imposición, el 27 de febrero, de un alto el fuego que está siendo mayormente respetado.
Un «buen» momento para repasar la posición de los principales actores en un conflicto que más de uno ha equiparado con una suerte de III Guerra Mundial.
Obama prefiere ser segundo con Rusia que primero sin plan
Pese a que no ha faltado quien, aplicando un mimetismo mecánico, sostenía y sostiene que EEUU está detrás de la revuelta siria, en la política de Obama ha primado la retención. El desastre de las últimas aventuras militares de Washington en Afganistán e Irak ha pesado sin duda en ello, y el fracaso de los tímidos intentos por influir con fuerza en la crisis terminó por confirmar esa precaución. A falta de un plan, EEUU optó, ya con la crisis por el ataque químico del verano de 2013, seguir la estela de Rusia. Tras la última ofensiva militar y diplomática de Moscú, se ha dado por satisfecho con hacer tándem con un Putin reforzado.
De punta de lanza contra Damasco a la resaca de París del 13N
El Gobierno de Hollande siguió la estela inaugurada por Sarkozy en Libia –quien pretendió sacudirse así la vergüenza por su gestión de la revuelta tunecina– y se convirtió en punta de lanza contra el régimen de Al Assad, al punto de denunciar la inacción de EEUU. Los sangrientos ataques del 13 de noviembre (13N) en la capital francesa, junto con la crisis de los refugiados, han forzado un giro en la posición francesa hacia posiciones menos punteras y más contemporizadoras con la real politik.
Hostigada por todos lados, Ankara se aferra a los refugiados
Erdogan, quien se aprestaba en 2012 a sellar su liderazgo neotomano sobre el cadáver de Al-Assad, asiste a su resurrección asediado por todas partes. Su ruptura con los kurdos ha devuelto al conflicto a los crudos años 80-90. Su desafío al derribar un caza ruso le ha atado de pies y manos, y condenado a asistir a derrotas de sus apadrinados rebeldes y al refuerzo de los kurdos de Siria. Le queda la cuestión de los refugiados para retener iniciativa ante la UE.
Rusia mantiene la iniciativa y vigila a los actores de la crisis
Con su decisión de repliegue de sus refuerzos, la Rusia de Putin aparenta hacerse a un lado cuando realmente se resitúa en el centro del escenario. Logra, de un lado, sortear las críticas occidentales a su campaña de bombardeos y, de otro, manda un mensaje tanto al régimen como a los rebeldes, que se han visto obligados a retirar sus líneas rojas y a sentarse de verdad. Un nuevo triunfo para una Rusia de vuelta a la cima de la arena mundial.
Irán tratará en todo lo posible salvar siquiera en parte su alianza con Siria
Ningún país se ha implicado tan de lleno, con tropas y generales-asesores sobre el terreno, como el Gobierno iraní. Para Teherán, no perder a su aliado estratégico en el llamado eje de la resistencia contra Israel ha sido y es una cuestión vital. De hecho, el Ejército sirio no hubiera resistido durante años, aun con grandes dificultades antes de la implicación rusa, sin los miles de combatientes de Hizbullah y los no menos miles de milicianos chiíes iraquíes y afganos a las órdenes de Irán. No es descartable, sin embargo, y en el marco del deshielo de las relaciones con Occidente, que Teherán acceda a una solución política negociada no hostil a sus intereses. Y es que Irán ya tiene el premio que le dio EEUU al invadir Irak. Y se llama Bagdad.
El régimen llega reforzado, pero forzado por Rusia a negociar
La delegación negociadora de Damasco llegó hace una semana insistiendo en que la permanencia de Al Assad en el poder era innegociable y amenazando con levantarse inmediatamente de la mesa. El golpe de mano ruso le ha obligado, siquiera sobre el papel, a atemperar sus posiciones de principio. Es indudable que llega militarmente reforzado a las negociaciones, pero quizás con el regusto de que dos meses más de campaña sin alto el fuego le habrían servido para ajustar todas la cuentas con los rebeldes armados sirios.
Los rebeldes, hacer de la necesidad virtud
Debilitados en el plano militar tras la última ofensiva del Ejército sirio con cobertura aérea rusa, la gran mayoría de los grupos rebeldes sirios se han visto obligados a sentarse en la mesa presionados por Washington y por la necesidad de intentar revertir sus reveses en el frente con iniciativas políticas. Por de pronto, acceden a hablar de tú a tú con el régimen, pero insisten en que el futuro Gobierno de transición debería tener plenos poderes y no ser liderado por Al-Assad.

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