Pablo GONZÁLEZ
BRUSELAS
Entrevue
BORISLAV BEREZA
PARLAMENTARIO UCRANIANO

«En Ucrania todos quieren cambios, pero pocos quieren cambiar ellos»

Borislav Bereza llegó a ser portavoz oficioso de uno de los movimientos con peor nombre de Ucrania, el ultraderechista Pravy Sektor. Se desvinculó de ellos y entró en el Parlamento ucraniano como diputado tras imponerse en una pugna muy asimétrica al candidato del presidente Poroshenko. Aspira a construir las instituciones democráticas que den cauce a las ambiciones de los ciudadanos.

Borislav Bereza (Kiev, 1974) es un atípico político ucraniano. Este judío cohen, que vivió dos años en Israel, ha dedicado a la literatura buena parte de su vida. Fundó una agencia literaria y llegó a presentar varios programas en la televisión y radio ucranianas sobre literatura. Como al país, a Bereza lo cambió el Maidán de Kiev. Participó desde el principio en todos los hechos y llegó a ser portavoz oficioso de uno de los movimientos con peor nombre, el ultraderechista Pravy Sektor. Se desvinculó de ellos y entró en el Parlamento ucraniano como diputado por un distrito electoral, sin vinculación a ningún partido. Admirador de la filosofía del Athletic de Bilbao, esta entrevista exclusiva con GARA coincide con el segundo aniversario del cambio de Gobierno y orientación estratégica en Ucrania.

¿Quedan todavía en Ucrania fuerzas políticas con las que la gente pueda identificar las ideas del Maidán?

No soy idealista. Por mi trabajo he estado muchas veces en Europa, en América; me gusta el sistema que aquí –Bruselas– existe, me gusta que la ley esté por encima de la ilegalidad. He visto políticos que van a un restaurante a cenar, salen de él y se van a casa andando. Entiendo que eso es normal, nada extraordinario. Precisamente por eso quiero que Ucrania sea igual. Tengo dos opciones: irme a un sitio donde ya exista este sistema, o bien construirlo en Ucrania. Toda la gente realmente quiere vivir así; nuestra tarea es realizar sus deseos.

Ya han pasado dos años y los cambios son mínimos. ¿La sociedad ucraniana es realmente capaz de cambiar?

En Ucrania, las mismas personas llevan 25 años atracando al país, se hacen millonarios y multimillonarios. La gente cambia su posición en la sociedad, pero la sociedad sigue igual y no quita a esas personas. ¿Por qué ha habido dos revoluciones (2004 y 2014) en diez años? Porque en Ucrania no funcionaban las instituciones democráticas clásicas. Si esas instituciones no se establecen, si no empiezan a funcionar los instrumentos de un Estado democrático, veremos un tercer Maidán. Otra cuestión es que será algo muy distinto, será una especie de koliivschina (alzamiento popular contra las clases altas que se produjo en los territorios ucranianos del Imperio Ruso en el siglo XVIII), cuando la persona que representa al poder será enemiga de la sociedad, y ésta acaba con esas personas. Entiendo que ahora soy parte de ese poder y que a mí también me tocará, por eso estoy intentando explicarles a mis compañeros del Parlamento que o cambian su manera de hacer, o la manera de hacer les cambiará a ellos.

Estas personas que llevan 25 años robando siguen en su mayoría al pie de cañón; el presidente mismo es un oligarca. Por ello, existe la duda creciente de si su discurso de cambio y sus políticas realmente van en el mismo sentido.

Nuestro presidente es un cargo electo; en las siguientes elecciones veremos si ha elegido una vía correcta o no. Si tras el Maidán la gente le dice que no, ninguna tecnología electoral podrá impedirlo. Yo mismo soy un ejemplo: en mi circunscripción, el presupuesto electoral de mi campaña era el 3% del de mi rival, del partido del presidente, y aun así me impuse. Él tenía detrás suyo la Administración, el dinero y las tecnologías de manipulación electoral, pero todo eso no le ayudó y gané. La gente empieza a tomar decisiones.

Por otro lado, ahora Donald Trump es uno de los favoritos de la carrera electoral en EEUU. Él es mucho más rico que Poroshenko. Tiene negocios donde trabajan los inmigrantes a los cuales luego critica. No creo que esté mal que la gente rica llegue al poder; lo malo es cuando estas personas no usan sus capacidades para fortalecer y hacer renacer al país y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. El confort se hace clave y el éxito depende de la sinergia entre presidente y primer ministro, lo cual en Ucrania no existe. El presidente va hacia un lado, el primer ministro hacia otro, y el Parlamento está en medio. Somos una república parlamentaria ante todo, es nuestro Parlamento el que debe ser la vanguardia, pero no lo es; además, es débil, un mecanismo para fortalecer los intereses de los oligarcas y la industria.

¿Cómo reacciona la sociedad ante esta situación política?

En eso no ha cambiado nada; la gente se queja, pero es la misma gente que les ha votado. No hay que obligar a los diputados a votar lo que quieres, hay que elegir a los diputados correctos. Todos quieren cambios, pero muy pocos quieren cambiar ellos. A mí me cambió la revolución de una manera importante, pero mi transformación no ha terminado, sigo trabajando sobre mí mismo, y todos deben hacerlo; eso significa no solo estudios o experiencia, significa que los valores morales deben prevalecer sobre los materiales en la sociedad. Precisamente aquí es donde la sociedad debe dejar de pensar con el estómago y empezar a hacerlo con la cabeza. Hay un dicho que me gusta mucho: puedes traer a un caballo a una fuente de agua, pero no puedes obligarle a beber.

En la sociedad, ¿existe alguna reacción contra los oligarcas?

La sociedad sigue siendo manipulada por los oligarcas. Hace unos meses se gritaba Kolomoiskiy (uno de los mayores oligarcas) para presidente; ahora se le detesta. La gente está desilusionada con los que han venido tras el Maidán, pero también hay que decir que el 60%-70% siguen siendo los mismos personajes. Las quejas hay que presentárselas a la propia sociedad, ellos los han elegido. No puedes culpar al espejo si tienes la cara torcida. A todo esto se junta que en Ucrania ha habido una crisis de líderes; no los hay. Ahora están creciendo poco a poco, para eso hace falta tiempo, es un camino evolutivo, no revolucionario, con la sangre derramada y la destrucción que eso conlleva. La evolución son cambios cualitativos.

Muchos se escudan en el hecho de que el país se encuentra técnicamente en guerra, y por ello no se pueden hacer las reformas necesarias.

Nada nos impide trabajar por una Ucrania mejor. La guerra es para muchos la excusa para justificar su falta de acción, su falta de iniciativa, su sistema fracasado que presuntamente les impide hacer la reformas. La frase «es que estamos en guerra, es que es Putin» no es correcta. Sí estamos en guerra, nuestro enemigo es Putin, pero es una excusa. ¿Quién impide hacer reformas en multitud de ámbitos? Nadie. ¿Quién impide privatizar algunos elementos del Estado que son inefectivos, como los ferrocarriles? Nadie. ¿Mejorar realmente la educación y no seguir especulando con las propiedades inmobiliarias del Ministerio de Educación? Nadie. Todos son casos en los que los intereses personales de unos pocos individuos prevalecen sobre los demás. Son personas que interpretan el poder no como una oportunidad de mejorar la sociedad, cambiar el mundo y dejar un gran recuerdo en la Historia, sino como una maquinita de ganar dinero. Mientras eso siga así, mientras el primer ministro quiera serlo para obtener unas tierras y llevarse a los paraísos fiscales un millón u otro de dólares, no habrá nada bueno en Ucrania. Y si la sociedad los reelige, es que esta sociedad merece a esas personas.

¿Qué papel juegan ahora los nacionalistas ucranianos, los que tuvieron una función destacada en el Maidán y luego en la guerra en el este del país?

Soy judío, soy cohen y soy nacionalista. En el Maidán hubo ucranianos, rusos, judíos, bielorrusos, polacos, armenios, tártaros, azeríes, húngaros... Pero el Maidán nos unió a todos. Yo soy nacionalista, soy una persona a la que le importa más el futuro de la nación que las consignas bonitas. El nacionalista ucraniano actual para mí es aquella persona que quiere vivir para que el Estado cambie. Para que la sociedad evolucione, para que Ucrania sea fuerte como un sujeto independiente.

El nacionalista ucraniano es una persona que quiere un futuro para Ucrania y ve su futuro con ella. El nacionalismo no es malo, lo malo es el nazismo, el fascismo, la xenofobia; cualquier discriminación, como por cuestión de género, por ejemplo, es mala. El nacionalista quiere mejorar su nación, no la quiere dominando sobre otras, pero quiere que ocupe un lugar digno junto a las otras naciones del mundo. El ucraniano es el idioma oficial, pero considero que el ruso, el hebreo, el tártaro y el polaco tienen los mismos derechos.

Pero la simbología que han usado algunos grupos es de inspiración o directamente procedente del nazismo.

Son una minoría que aun siendo muy pequeña, destaca sobre el resto por ser diferente. Siempre hay personajes con una visión diferente. En Ucrania viven 40 millones de personas. ¿Alguna apoya el fascismo? Está claro que alguien sí lo apoya. Pero el fascismo también tiene algunos apoyos en el Estado español, en Alemania, en Bielorrusia y hace unos años se descubrió una célula fascista incluso en Israel. Desgraciados con mala moralidad hay en todas partes, la tarea de la sociedad es demostrar que son una minoría, y las minorías no pueden dictar sus reglas a la sociedad.