En una carta pastoral, tres obispos de la Archidiócesis de Madrid, dicen sentirse profundamente doloridos. ¿Por la cosa hemorroidal? No queridos, el dolor que ha penetrado el interior de los príncipes de la Iglesia es debido a la aprobación de la “Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación” en la Comunidad Autónoma de Madrid. El trío de los dolores denuncia en la misiva que dicha ley reconoce el derecho a la «identidad de género libremente manifestada», un supuesto derecho, «expresión ideológica del legislador» que choca frontalmente con la «antropología cristiana», que es la antropología fetén por ser la Revelada por Dios. Si naciste con pito significa que has sido creado a imagen y semejanza de Dios, que ganarás el pan con el sudor de tu frente o siendo obispo, eso sí, siempre en torno a tu falo; si naciste sin pito fue para parir los hijos con dolor y con sangre, no podrás ser obispo pero a cambio te podrás realizar labores propias de tu sexo en un abanico que va desde virgen hasta puta redimida. Siempre, eso sí, a la mayor gloria del varón y de Dios, el falo por excelencia.

Cargan los mitrados contra Marx, Nietzsche, Freud, la filosofía constructivista, la ideología de género, la técnica, el liberalismo individual, la «ecología idolátrica», el amor romántico, el amor libre, el «poliamor», el divorcio, el aborto, la eutanasia, la reproducción asistida y un porrón de cosas más, haciendo una parada en la transexualidad y las operaciones quirúrgicas para la reasignación de sexo. Es lo que tiene la caridad cristiana, siempre tan generosa con el sufrimiento ajeno.

Juan Antonio Reig Pla, Joaquín Mª López de Andújar y Cánovas del Castillo y José Rico Pavés no aludieron a la violación, el estupro, el chantaje, la pederastia, el apoyo a los tiranos y a la explotación del ser humano, ni a la ocultación de esos crímenes de los que imaginamos tan conocedores. Tampoco a los áticos de cardenales pagados con donaciones para niños.

A buen seguro se les acabó el papel.