Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Cantinflas»

Óscar Jaenada es Mario Moreno y su personaje cómico

Los grandes cómicos de la historia son inimitables en aquellas de sus creaciones con las que el gran público les identifica, o eso era lo que se pensaba hasta ahora. A Robert Downey Jr., con todo lo estupendo actor que es, se le perdonó que no pudiera convertirse en Charlot cuando protagonizó el biopic “Chaplin” (1992). No me imagino a ningún humorista actual del mercado francófono atreviéndose a hacer, por ejemplo, del Monsieur Hulot de Jacques Tati. Que yo sepa el único divino loco que se ha atrevido con un reto similar o superior es Óscar Jaenada, porque no siendo méxicano hacer del Cantinflas de Mario Moreno es considerado en el país azteca un sacrilegio. Y no es que haya pasado la prueba, sino que la ha traspasado literalmente.

Johnny Depp lleva años creyéndose el rey actual del transformismo actoral, tratando de emular en vano al inigualable Peter Sellers. Pero mira lo que son las cosas, porque sin pretender llegar a tanto, no hay nadie que domine el arte de la transformación como Óscar Jaenada, tanto la dramática como la caricaturesca. Y por eso solo él puedesdoblarse para hacer de Mario Moreno y Cantinflas a la vez. Porque no está interpretando al actor y su personaje, sino que en la pantalla estamos viendo resucitado al verdadero protagonista de este homenaje cinéfilo que sin Jaenada no hubiera sido posible.

La forma en que el actor trabaja la voz y la gestualidad asociadas a la figura del “pelado” mexicano resulta asombrosa, aunque no lo es menos cuando ese léxico callejero tan trabado e irreproducicle desaparece y entra en escena el poderoso hombre de la industria cinematográfica que gobernó en los míticos estudios Churubusco en plan autoritario, negociando con la United Artists en Hollywood de tú a tú. De ahí que la película utilice como eje referencial la preproducción y rodaje del clásico internacional “La vuelta al mundo en 80 días” (1955), que le valió un Globo de Oro.