Pablo CABEZA
BLBO

Voltaia: «Nuestra alegría de vivir es la música, y es lo que nos llena»

De la paulatina diversificación estilística de la escena surgen proyectos como los del trío de Zumaia Voltaia, que estrena «Medusa» a casi dos años de su álbum debut. El disco se graba en mejores condiciones, Gaztain, que el estreno, lleva la marca de Mauka Musikagintza y se ha masterizado en Doctor Master. Voltaia, además, añade al nuevo cedé la positiva experiencia de un periodo de tiempo que les ha permitido tocar con cierta regularidad.

Con el contagioso riff contenido en “Uholdea”, canción muy pegadiza aún en un entorno duro y lijoso como corresponde al sonido stoner, se inicia el segundo disco del trío Voltaia. Álbum que mejora todas las constantes vitales de su álbum debut, “Voltaia”.

El trío de Zumaia formado por Ion Brakamonte, Jon Duran y Unai Eizagirre suma la experiencia de un pasado con bandas como Itaka, Got-Ham o Brak al dinámico periodo de los dos últimos años, donde el trío ha podido tocar, curtirse y adentrase en el estilo con mayor seguridad y esquemas. El resultado es “Medusa”, donde el tenebroso sonido del stoner se mezcla con melodías bien pegadas a guitarras y ritmo, como es el caso de “Uholdea”, “Ez dugu men egingo”, “Ukabilak”, “Otsoa ardiz jantzita” y la más melódica de todo el lote: “Ikuskizun”.

«El primer disco lo grabamos enteramente nosotros, fue el inicio de la banda, teníamos unos temas preparados y lo grabamos en el estudio del colectivo de música de Zumaia Dardara. Por esta razón hemos decidido hacerles un pequeño homenaje en este disco, y el quinto corte lleva el nombre del colectivo. Desde el inicio hemos aprendido mucho, tanto en directo como en estudio. Al mismo tiempo, a la hora de crear las canciones, ahora tenemos más claro qué es lo que queremos y eso ayuda bastante. En cuanto a las letras también le hemos dedicado bastante más de tiempo».

“Medusa” (Mauka Musikagintza) es un segundo disco muy equilibrado, tanto por estilo y, composiciones como por grabación y donde al ejército de melodías sutilmente dibujadas, espoleadas muchas veces por un yeah, le siguen trotes directos como “Bizioa”, “Medusa” o “Ukabilak”, todas con diferentes sensaciones, pero con el punto común de la compacidad y el punto de mira hacia lo más profundo del cerebro y su química.

«Este año pasado ha sido bueno para nosotros, tanto por el número de conciertos como por los momentos de inspiración. Hemos intentado trabajar y mejorar nuestras creaciones, y el proceso ha ido sobre ruedas. Después de realizar unas pruebas con todos los temas posibles, hicimos una selección de canciones, que son las que hemos grabado lo mejor posible. Creemos sinceramente que cada uno de los once cortes de ‘Medusa’ tienen algo especial», afirma Ion Brakamonte, guitarra y voz del trío, quién profundiza: «Muchas cargas y descargas, carreteras y kilómetros, conciertos muy buenos, alguno descafeinado, muchas risas, nuevos colegas y lugares, etc. Esto es lo que nos pone. Cuando iniciamos Voltaia solo queríamos tocar. Ahora queremos tocar más y en mejores sitios. Somos conscientes de que está difícil, pero no vamos a dejar de luchar. Nuestra alegría de vivir es la música, y es lo que nos llena, el día que no sea así mal asunto.

Respecto a la sonoridad, Voltaia también suena más coherente en esta segunda versión: «Teníamos muy claro el tipo de sonido que queríamos y lo intentamos conseguir de la mejor manera. Estuvimos haciendo pruebas e investigando formas de grabar. Después de darle unas vueltas, decidimos cuál se adecuaba mejor a nuestras necesidades y conseguir el sonido que buscábamos, y no fue muy lejos de donde vivimos».

Lo hallaron en Gaztain, Zestoa, un estudio más conocido por sus grabaciones de orientación pop, pero que ha demostrado contar con un horizonte más amplio: «A su técnico Eñaut Gaztañaga [Grises] le conocemos desde hace mucho. Ha estado en nuestros directos y nos ha ayudado a conseguir el mejor sonido para este disco. Ha sido muy cómodo trabajar con él, siempre está dispuesto a escuchar al músico y también a dar consejos. ¡Ha sido un placer!», sentencia Brakamonte.

Voltaia propone diferentes detalles en “Medusa”. Puede ser el díscolo final, “Zirkua”, o un falsete, “Arriskatu”: «Hemos buscado frescura, que cada canción tuviese personalidad y dinámica. La cuestión es que hay material para trabajar y eso es bueno. Notamos que el grupo mira hacia arriba y parece que, paso a paso, va subiendo. Eso sí, ¡tenemos que ensayar más! ¡Jajaja!».