La fiesta en Azpeitia había empezado ya el viernes por la noche, con el desembarco de más de 150 castellers de Barcelona, muchos de los cuales no se perdieron las fiestas de Sanjuandegi. «Pero mañana iréis a votar, ¿no?» preguntaban los catalanes. «Pues clá, pues clá», respondería más de un especimen local, haciendo a su manera sus primeros pinitos en la lengua de Pompeu Fabra. Y cuando el mañana se hizo presente, allí estaban los gaupaseros en la mesa de Sanjuandegi, rompiendo la tónica del resto de mesas de la localidad, donde las primeras horas fueron dominadas masivamente por la tercera edad. A sus 99 años votó en Urrestilla Basilio Urbistondo, según apuntó Hitzartu, la plataforma que hizo posible la «espectacular fiesta de la democracia» de ayer, en palabras de su portavoz, Laxaro Azkune.

Tampoco la resaca echó atrás a los catalanes, que para mediodía, con la senyera y la ikurrina a lado y lado, irrumpieron en la plaza para levantar varios castells. La hora del vermut se imponía y hacía rato que abuelos y gaupaseros habían dado paso a una invasión de silletas y carritos. Entre ellas se coló Rabia Hamoudi Mohamed, que votó por Euskal Herria con su Sahara natal «en mente».

Por las urnas fueron pasando, como otros tantos vecinos, ilustres como el exfutbolista Mikel Aranburu o el propio alcalde, Eneko Etxeberria. Todos bajo la atenta mirada de un nutrido grupo de observadores, entre los que se contaban también varios catalanes, como el exdiputado de la CUP Quim Arrufat o la economista Elisenda Paluzie. También uno de los fundadores de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y ahora diputado de Junts pel Sí, Ferran Civit, que no dudó en reforzar la base del castell antes de asegurar, emocionado: «Esto me recuerda muchísimo a todas las consultas que hicimos en Catalunya. Allí empezó nuestro proceso».