Yihadistas aliados a los rebeldes sirios lanzaron ayer un contraataque al sur y suroeste de Alepo para tratar de ejercer presión sobre las fuerzas del régimen que asedian la ciudad, uno de los principales frentes bélicos, desde el 17 de julio.

Las fuerzas leales a Bashar al-Assad cortaron hace unos días el camino de Castello, la principal ruta de suministro a los barrios rebeldes del norte y este de la ciudad. Ayer, el influyente grupo salafista Ahrar al-Sham y otras organizaciones yihadistas, incluido el Frente Fateh al-Sham (antiguo Al-Nosra) anunciaron una contraofensiva para intentar abrir una nueva ruta de abastecimiento.

Fateh al-Sham llevó a cabo dos ataques con coche-bomba contra posiciones del régimen y sus aliados en el barrio de Rachidine, en la periferia suroeste de Alepo, y por la tarde se intensificaron los combates. Otros ataques tuvieron lugar en el distrito sur de Ramoussa.

Pero «será una batalla larga y difícil», aseguró el opositor OSDH, ya que el Ejército sirio cuenta con el apoyo de combatientes iraníes y del Hizbulah libanés y de aviones rusos.

En la misma ciudad de Alepo, el OSDH denunció que las fuerzas del régimen cerraron el corredor humanitario de Al-Jazeera e impidieron la evacuación de heridos y cadáveres de combatientes a zonas controladas por las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) kurdas. Según el observatorio, el cierre se produjo después de que las YPG rechazar la petición del régimen de retirarse de los barrios de Al-Sokm al-Shababi y Al-Ashrafiya, en el norte del país, lo que incrementó la tensión en la línea divisoria que separa las zonas controladas por las fuerzas leales a Damasco y por las fuerzas kurdas.