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DAMASCO

El Kremlin confirma la muerte de soldados rusos en la siria Idleb

Cinco soldados rusos murieron ayer cuando su helicóptero, un MI-8, fue derribado en la provincia de Idleb, al noroeste de Siria. Con este ataque, ya son dieciocho los militares rusos muertos en el país desde el inicio de la intervención rusa, el 30 de setiembre de 2015, para apoyar a su aliado, el presidente sirio Bashar al-Assad.

El Kremlin dio por muertos a los cinco tripulantes del helicóptero MI-8 que ayer fue derribado en la provincia siria de Idleb cuando regresaba a su base procedente de la ciudad de Alepo.

«Los que iban a bordo del helicóptero, según la información que nos llega del Ministerio de Defensa, murieron heroicamente, ya que intentaron desviar el aparato para minimizar las bajas en tierra», dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.

Peskov, quien transmitió sus condolencias a los familiares de los militares fallecidos –dos oficiales y tres soldados–, añadió que el helicóptero «efectuaba una misión humanitaria» y que «fue abatido desde tierra».

Insurgentes sirios publicaron en Twitter fotografías del lugar donde se produjo el siniestro, en las que se aprecia cómo el aparato quedó completamente destruido.

Casi toda la provincia de Idleb, en el noroeste de Siria, está en manos del Frente de la Conquista del Levante (el antiguo Frente al Nusra) y de otros grupos como el Movimiento Islámico de los Libres de Sham.

Se trata de la mayor perdida para Rusia. En julio, dos pilotos perdieron la vida después de que su helicóptero fuera abatido en Palmira, en una acción reivindicada por el Estado Islámico. En noviembre pasado, otro piloto falleció en la frontera con Turquía.

El domingo, el Estado Islámico emitió un comunicado por vídeo en el que, dirigiéndose directamente al presidente Vladimir Putin, amenaza con matar a los rusos en su propio hogar, en referencia a territorio ruso. Al respecto, Peskov aseguró que esas amenazas no influirán en la política exterior rusa, aunque agregó que el Ministerio de Defensa ha tomado medidas.

Rusia anunció el pasado jueves el inicio de una operación humanitaria en Alepo en colaboración con el Ejército sirio que se propone abrir corredores humanitarios para que los civiles puedan abandonar la ciudad.

No obstante, grupos opositores temen que la operación sea la antesala de un asalto militar contra la segunda ciudad siria. Grupos armados han lanzado una vasta operación para tratar de romper el asedio del Gobierno a las zonas rebeldes de Alepo, donde, según estimaciones de la ONU, cerca de 300.000 personas permanecen aún atrapadas. En las últimas semanas, las fuerzas de Al-Assad cortaron la única carretera de suministro de los rebeldes, lo que hace temer una grave crisis humanitaria.

Una alianza entre Jabhat Fatah al-Sham –el antiguo Frente Al Nusra– y Ahrar al-Sham aseguró haber tomado posiciones del Ejército en la parte suroeste de la ciudad.

Un periodista de Al Jazeera empotrado con los rebeldes afirmó que el Gobierno se está preparando para un importante asalto. «Las fuerzas del régimen tienen varias líneas defensivas para proteger los barrios de Alepo bajo su control. Esta batalla durará días, incluso semanas. Los rebeldes tratarán de tomar la cercana escuela de al-Hikmeh, usada como base militar, para avanzar en su ofensiva», relató.

 

Atacan al Organismo Forense de Alepo en la zona rebelde

El Organismo Forense de Alepo Libre, ubicado en la mitad oriental de Alepo, cercada por el Ejército sirio y controlada por grupos armados, fue atacado el domingo con cohetes que causaron dos muertos y cinco heridos entre su personal, denunció su director, Mohamed Kahil. En una conversación telefónica, Kahil, que sufrió heridas en la espalda, explicó que el edificio, en el barrio de Al Sukari, quedó destruido. «Aun así, seguimos trabajando desde otra zona, porque si no enterramos a los muertos se pueden expandir enfermedades como el cólera y la hepatitis», indicó.GARA