Jakes PARROU
DONOSTIA
A VISTA DE CATALEJO

Generación Victoria Federica . ASTE NAGUSIA

Hoy subiremos al palo mayor y fijaremos la diana del catalejo sobre esa animada txabalería donostiarra, que para eso no compra un periódico, y leerlo, pues tampoco te vayas a creer. La inspiración la hallamos en una escena algo patética en el Boulevard. Tres neskatos van todo sonrientes sorteando a la muchedumbre con su botella de litro y medio de Coca-Cola hasta que se topan de bruces con un celoso agente municipal que les da el alto. «¿Qué lleváis ahí?», brama señalando el líquido elemento. Las txikitas se delatan enseguida. Rinden el botín sin palabras, así que el munipa se queda algo cortado y preguntándose la composición del mejunje. Pero a ver, kontxo! ¿dónde quedó la rebeldía juvenil? ¿Son estas las herederas de las punkis de los 80 y de las borrokas de todas las décadas? ¿La generación más preparada de la historia? ¿Acaso una triste brigadilla antivicio de la Guardia Municipal inspira más terror que la Guardia Civil? ¿Es Goia Pol Pot?

Se han perdido hasta las formas. En el puerto resisten algunos desgarramantas, pero el lunes la Parte Vieja era una desfile de adolescentes con corbata ellos y vestido de noche ellas, y no consta que tras el abordaje hubiera concurso de disfraces, ni actuara en la Consti la Gran Orquesta Juvenil de San Petersburgo, ni haya salido versión de luxe de Pokemon Go.

¿Y qué decir del poco aguante que gastan? Pues que habría que volver a las buenas costumbres: si el bokata tortilla del Juantxo tiene hiperacreditada la capacidad de hacer una buena masa estomacal, ¿adónde van con un tupper con dos hojas de lechuga, medio sushi y miscelánea de tofú salpimentada con semillas de chia? ¿Cómo demontre va a soportar eso un txupito de patxaran con naranja?

Y en estas va y resulta que en las Españas remarcan la rebeldía de los Borbones por llevarse a Illunbe a los toros a la nieta del emérito, de quince años, lo que en otros lares está terminantemente prohibido. Y que el prototipo de heroína juvenil se llama hoy Victoria Federica. Ya es para rallarse, ¿o qué?