Vale, que sí, pesaos, que las fiestas de Donostia no serán nunca el colmo de la juerga y el desenfreno. Pero a ver, listillos, ¿alguien nos gana a cultivar cuerpo y alma, por igual? Ein? Es que se aterriza por aquí antes del cañonazo hecho un zoquete integral y más fuera de forma que Coleman tras la batalla del txakolí, y se marcha tras el Irrikitaldi convertido en sabio del Renacimiento y con serias aspiraciones a medalla en decatlón. Mens sana in corpore sano. En ocho días.

¿Qué digo decatlón? Los y las hubo que empezaron la noche del sábado corriendo por La Kontxa y empalmaron el domingo con el volley playa, la misma mañana que el programa oficial ofrecía rugby, bicipatines, Nordic Walking, submarinismo y kayak. Se podía seguir con waterpolo y torneo relámpago de futbito, descansar un momento con el tai-chi y acelerar de nuevo con goitibeheras, natación por el Paseo Nuevo y basket 3x3. Para los más snobs, Bubble Gymkana, oséase embutirse en una burbuja para hacer el pato y ostiarse hasta hartar. Los tradicionalistas, al barrene o a jugar a pala. O a esgrima.

Así de golpe sale un diecisietecatlón que te cagas. El programa parece diseñado por el instructor de Geiperman y Lara Croft. A poca juerga, acabas mazau.

¿Y el intelecto? Pues ahí están los antitaurinos, que se han dedicado estos días ante Ilunbe a leer, para demostrar qué es cultura y qué no. Pero si un libro en las manos te produce sueño, lasai. A otra cosa mariposa: exposiciones a motrollón, cine al aire libre, teatro, taller de creación de animales con materiales reciclados, taller de elaboración de juguetes de madera, taller de trabajos con tela, taller de demostración de forja, taller de decoración de una pieza con técnica macramé, concurso de tortilla de patatas, exhibición de euskal makila... Que se note que De la Quadra Salcedo era algo donostiarra. ¿Hay quién dé más? Pues sí, Donostiako Piratak. Porque armar una balsa de fuste sin usar clavos ¿a que no lo hace el tontolaba de McGyver?