M.I.
SUBURRA

La ciudad eterna bajo el control de las mafias

El cine italiano ha acabado encontrando su propio estilo para el género de gángsters, que se diferencia del de Hollywood por su crudo y violento realismo captado de forma naturalista. En Los Angeles ya han tomado nota de ello, y no han tardado en fichar al emergente Stefano Sollima, hijo del realizador Sergio Sollima, para que haga la secuela de “Sicario” (2015), sustituyendo a Denis Villeneuve. Pero Sollima Jr. no llega a su tan sonado debut con “Suburra” por casualidad, ya que se había encargado de las exitosas series televisivas “Roma criminal” y “Gomorra”.

“Suburra” se basa en la novela de Giancarlo de Cataldo y Carlo Bonini sobre el caso denominado Mafia Capital, que conecta históricamente con la dimisión de Berlusconi en 2011, y con los rumores que apuntaban a un cese del Papa Ratzinger. En la película todo aparece interconectado por intereses políticos sobre el control económico de Roma, a los que no es ajeno, ni mucho menos, el Vaticano. La acción se focaliza en el barrio que da título a la película, si bien se extiende a la población costera de Ostia, donde la especulación se dispara a causa del proyecto Waterfront, consistente en la creación de una ciudad del juego y el ocio al estilo de Las Vegas.