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NUEVA YORK-ALEPO

La masacre de Alepo evidencia el fracaso sonrojante de la diplomacia

las imágenes, testimonios y denuncias sobre la ofensiva sirio-rusa sobre los barrios rebeldes de Alepo evidencian el fracaso total de la diplomacia tras cinco años de reuniones y «negociaciones». La guerra se impone con toda su crudeza y son cada vez más las voces que desde Occidente instan a una implicación militar directa. ¿Más guerra?

La incapacidad, o la nula voluntad, de las principales diplomacias mundiales no había sido tan evidente en cinco años de crisis como en estas últimas semanas, en la que asistimos a una «guerra total» sobre los barrios rebeldes de Alepo.

Incapacidad o falta de voluntad porque mientras los países que apoyan a Siria, capitaneados por Rusia –que ayer mismo anunció el envío de dos corbetas con misiles de crucero al Mediterráneo– han optado a corto plazo por la solución militar, los países que apoyan a los rebeldes insisten en negar la muerte de la diplomacia en Siria pero a la vez ilustran sus divergencias y sus intereses de parte en este drama.

Así, las potencias occidentales llevan cinco años debatiendo si imponer una zona de exclusión aérea en el norte del país, armar sin cortapisa alguna a los rebeldes y, últimamente, imponer nuevas sanciones a Rusia.

No obstante, los EEUU de Barack Obama han recelado desde el principio en enfangarse en otra guerra en la región y buscan, de momento, evitar un enfrentamiento directo con Rusia.

El Departamento de EEUU anunció una reunión ayer al más alto nivel para evaluar «todas las opciones, diplomáticas, militares y económicas».

Los europeos se escudan en su impotencia sin el aliado estadounidense y, como en el caso de Francia, han presentado una resolución sobre un alto el fuego en Alepo en el Consejo de Seguridad de la ONU a sabiendas, como confiesa un diplomático galo, que no sirve para nada.

Una alfombra de bombas

Calificado por algunos como una suerte de «mini guerra mundial», el conflicto ilustra a la perfección el abismo entre la diplomacia y la realidad sobre el terreno.

Las denuncias humanitarias se acumulan. La ONU ha anunciado los resultados de la investigación del ataque del 19 de setiembre contra un convoy humanitario y ha llegado a la conclusión de que se trató de un bombardeo aéreo, lo que apunta directamente a la autoría ruso-siria –los rebeldes no tienen aviones– y desmiente la contraversión del Kremlin, que lo imputó a un ataque de la artillería rebelde.

El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos cifra ya en medio millar los civiles muertos desde el fin del alto el fuego, 450 de ellos en Alepo –83 menores–. La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios asegura que la mitad de los alrededor de 250.000 habitantes que quedan en el este de Alepo quieren abandonar la ciudad.

La situacuón es demoledora. Los menores no han iniciado el curso escolar, previsto para el 1 de octubre, madres que han tenido a su bebé hace un mes se arrepienten de haberlo parido en estas circunstancias. Médicos Sin Fronteras (MSF) denuncia que los reiterados ataques a hospitales condenan a cientos de heridos a una muerte segura.

La ONU declara a las zonas rebeldes de Alepo «zona bajo asedio». Como si no lo supieran.

Y el colofón: El Ejército sirio promete una reducción de los bombardeos para «mejorar la situación humanitaria» y después de haber cortado todas las líneas de suministros de los «terroristas».

Turquía tiene su propia agenda y llega hasta la histórica ciudad otomana de Mosul, en Irak

Mientras tanto, Turquía, que recibe el 10 de octubre al inquilino del Kremlin, Vladimir Putin, en visita oficial, tiene su propia agenda y no coincide ni con la de EEUU ni con la de los países árabes. Pero es ambiciosa, y además de marcarse como objetivo debilitar como sea a los kurdos, llega hasta Irak, en concreto a la en su día ciudad otomana de Mosul.

Ankara, que cuenta con 300 soldados turcos con tanques y blindados en un campamento militar en Bashiqa, a unos 15 kilómetros de la capital iraquí del ISIS, se ha permitido mostrar sus reservas a la participación de grupos chiíes o de grupos kurdos hostiles a Turquía en la anunciada ofensiva a Mosul. Y ha llamado a consultas al embajador iraquí en Ankara después de que el Parlamento de Bagdad calificara a las fuerzas turcas de tropas de ocupación y denunciara al Parlamento turco por aprobar el fin de semana la ampliación del mandato por el que Ankara justifica su intervención en Siria e Irak. El Ejecutivo iraquí ha hecho lo propio y ha llamado a consultas al embajador turco en Bagdad.

Ankara entrena a voluntarios iraquíes suníes dispuestos a luchar contra el ISIS. Casualmente, EEUU reconoció ayer haber matado «por error» a 21 milicianos de una tribu suní cerca de Mosul al confundirlos con yihadistas del ISIS.

En Siria, 19 civiles kurdos murieron en un bombardeo turco contra una aldea en manos del ISIS en su avance hacia la mítica localidad de Dabiq. GARA