La comunidad hazara sufrió ayer un nuevo atentado en Kabul con al menos 32 muertos y 85 heridos, después de que un insurgente del Estado Islámico (ISIS) detonara los explosivos que portaba en un templo durante una ceremonia religiosa.

El atentado tuvo lugar alrededor del mediodía cuando el atacante se lanzó cargado de explosivos contra las decenas de personas que participaban en una ceremonia en la mezquita chií de Baqir-ul-Olom, situada en un barrio de la etnia hazara en Kabul, explicó el departamento de Emergencias del Ministerio del Interior.

El domingo se había celebrado en diferentes mezquitas y centros religiosos del país el Arbaín, una importante festividad con la que los chiíes recuerdan la muerte del imán Husein, nieto del profeta Mahoma, entre estrictas medidas de seguridad. «Desafortunadamente algunas personas realizaron hoy otra ceremonia tras el Arbaín y un suicida entró en la mezquita de Baqir-ul-Olom detonando sus explosivos cuando decenas de personas se encontraban en la celebración», indicó un portavoz policial.

El atentado fue asumido por el Estado Islámico como un ataque a los «renegados», como el grupo yihadista califica a los creyentes chiíes. La minoría chií, especialmente los hazaras, han sido en Afganistán blanco habitual tanto de los talibanes como del ISIS. En julio, un ataque suicida contra un grupo de hazaras en Kabul que participaban en una manifestación causó más de 80 muertos y 300 heridos.

«Este abominable ataque contra devotos es una atrocidad», denunció el director de la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA), Pernille Kardel.