Desde la Casa Blanca a electos y analistas han instado al presidente electo de EEUU, Donald Trump, a que sustente con pruebas sus alegaciones sobre supuestos fraudes masivos en las elecciones que ganó el pasado 8 de noviembre.

Las acusaciones del magnate son una reacción a la exigencia de recuento de los votos por parte del Partido Verde en tres estados, Wisconsin, Michigan y Pensilvania, una demanda a la que se ha sumado el equipo de la candidata demócrata, Hillary Clinton.

Trump afirmó que «millones de personas» habían votado ilegalmente e insiste en que, además del voto electoral –los compromisarios que eligen al presi- dente–, también habría ganado en el voto popular –el voto directo– sin estos supuestos fraudes. «Graves fraudes electorales en Virgina, en New Hampshire y en California. ¿Por qué los medios no lo dicen?», acusó Donald Trump.

Pero el republicano no ha presentado ninguna prueba ni reclamación oficial en estos tres estados, en los que ganó Clinton. La Casa Blanca aseguró ayer que no hay pruebas de tal fraude. «Lo que puedo decir, como algo objetivo, es que no hay evidencias que apoyen una reivindicación así», aseguró el portavoz, Josh Earnst. También las autoridades electorales de estos tres estados reiteraron que los resultados eran incontestables.

Republicanos

Pese a acusaciones tan graves, los resultados de New Hampshire se elevaron a definitivos sin que nadie los recurriera durante el periodo legal y las únicas reclamaciones fueron de carácter local.

«Nadie puede pedir una elección perfecta, pero puede exigirse una elección justa y les aseguro que New Hampshire sabe muy bien organizar elecciones», afirmó Thomas Rath, exministro de Justicia de este estado y líder republicano próximo a Mitt Romney. El profesor Dan Tokay, de la Universidad estatal de Ohio coincide en que «no hay ninguna prueba creíble de fraudes masivos».

La polémica también ha afectado al bando republicano. «Hay que pasar página», aconsejo el congresista Chris Collins.

La candidata del Partido Verde, Jill Stein, planteó una demanda el viernes en Wisconsin y prevé hacerlo mañana en Michigan. También ha lanzado una campaña para presentar el recurso en Pensilvania.

Si en estos tres estados Clinton hubiera conseguido una decenas de miles de votos más de entre varios millones y hubiera ganado a Trump, sería hoy la presidenta electa.

El abogado del equipo de campaña de Clinton, Marc Elias, anuncio el sábado que se unió a este esfuerzo «por principio», aunque reconociendo que un nuevo recuento probablemente no cambiaría el resultado. Pero si el recuento no cambia el ocupante de la Casa Blanca, las palabras de Trump sí pueden sentar un precedente que afecte a la confianza en el sistema.