Joseba VIVANCO
Athletic

Se veía venir

Los leones firman otro deslavazado partido que debieron ganar pero la falta de ambición les terminó pasando merecida factura.

LAS PALMAS 1

ATHLETIC 0

 

357 minutos exactos es lo que le ha durado a este Athletic lo del resultadismo. Porque hasta la fecha lo de fútbol medianamente vistoso, que generara cosas o enganche al aficionado, la verdad es que muy poco o nada de nada. Más que generar cosquilleos, en palabras de Kuko Ziganda uno de los mandamientos de su catecismo, lo que deja es una carne de gallina que para qué. Y es que el Athletic fue más de lo mismo, una escuadra que no se sabe si va de menos a más o de más a menos, que parece que está y de repente se ha ido, que no puede escudarse en los ocho cambios introducidos por el entrenador con respecto al jueves –para nada lo hizo– porque es una decisión de quien se sienta en el banquillo, y del que llama la atención que llegado el climax del duelo, el momento del encuentro en el que el equipo debía ir a por los tres puntos porque el aburrimiento en el Estadio Gran Canaria así lo reclamaba a gritos, resultó que ni Aduriz ni Muniain aportaron nada de nada, es más, él solito, el francés Loic Remy, que saltó al césped a la par que los dos leones, cumplió con su papel de revulsivo y se fabricó el golazo que dejó la victoria en la Islas y al Athletic con un palmo de narices. «Hemos sido merecedores de algo más», venía a decir en sus primeras impresiones postpartido una de las novedades en el once de ayer, Iturraspe. Si de autoengañarse se trata, pues perfecto, pero el Athletic dejó escapar tres puntos por deméritos propios, porque fue, es verdad, sólido defensivamente hasta ese jugadón del francés del Las Palmas, pero le faltó potencial y decisión para ir a por el triunfo cuando se veía que a los anfitriones el ‘pío, pío’ ya no les daba para más. Ese deseo de ser superior al rival e imponer su juego como plasmó en el arranque de la primera mitad –y que recordó al de Berlín– y en los primeros minutos de la segunda. Amagos que no se tradujeron en nada y que, al contrario, dan paso a una indefinición que exaspera a la afición por muy ‘kukista’ que sea.

El de Larraintzar revolucionó de nuevo el once, tanto que lo deslavazó. Sentó por segundo partido consecutivo a Beñat lo que solo cabe interpretarse como un deseo de dar minutos a Iturraspe e incluso premiar de alguna manera a Vesga, porque si no la ausencia del de Berriz no se entiende. Es más, cuando el partido demandaba su presencia mediada la segunda mitad, con los canarios dueños y señores de la pelota, el ‘7’ entró a falta de cinco minutos del final porque el de Abadiño solicitó el cambio. También se quedó sin jugar San José, que venía siendo un asiduo, cuya suplencia se puede entender más por la visita el miércoles del Atlético. Pero el dato demoledor es que el Athletic sin el navarro no gana en Liga desde marzo de 2015 ante el Almería.

Remy rompe el tedio

Con los mimbres que dispuso el técnico, el Athletic comenzó con autoridad ante un rival de ritmo bajo, que apenas presionaba al hombre con el balón, firmando los leones algunas buenas llegadas como la que tuvo Williams, con poco ángulo, y le sacó el arquero canario. Pero fue un dominio inicial engañoso, que devino en un ida y vuelta con un par de buenas acciones locales ante un siempre seguro Kepa. Diez minutos que dieron paso a un páramo futbolístico del que nos despertó la volea de Susaeta desde la frontal sobrepasado el tiempo reglamentario y que detuvo el argentino Chichizola. Cerocerismo futbolístico que no mejoró tras el descanso.

Tediosa segunda mitad en la que lo único reseñable en el capítulo atacante fue la falta de reprís de Sabin para culminar un balón filtrado de Vesga. Fue a los cuatro minutos, cuando el Athletic salió empujando, queriendo hacerse valedor a algo más que un insípido empate pero que ni la entrada de Muniain y Aduriz, al minuto 65, por unos grises Susaeta y Merino no solo no mejoró sino que empeoró al equipo. Todo lo contrario de los anfitriones, a los que Remy catapultó por su banda, condujo, se ofreció, se gustó, y se marcó esa jugada de desborde y potencia en el 87 que le valió el triunfo. Antes, Oussmane avisó con un latigazo a la cepa del poste.

Sin tiempo, el mal estudiante rojiblanco acabó por irse de vacío, sabedor de haber dejado escapar no uno sino tres puntos y la imbatibilidad. Derrota merecida por su falta de ambición.

 

«Las rotaciones no dependerán de los resultados», dice Kuko

Kuko Ziganda no se mostró apenas autocrítico con los suyos en su primera derrota en el banquillo. Es más, sostuvo que «a priori era un partido que no era de perder». Pero se perdió. Su visión en positivo fue que «la mayoría de fases del partido hemos tenido el control, daba la sensación de que podíamos hacer gol, con algunas ocasiones claras, parecía que estaba a nuestro favor, pero al final Remy les ha estirado a ellos y nosotros hemos perdido balones por el ímpetu de querer ganar. Intentas ir y te pueden coger. En una jugada individual se nos ha ido el partido». Sobre, precisamente, la entrada del delantero francés el técnico navarro reconoció que «ha coinciddido con nuestro cambio y el de Remy, y hemos perdido bandas, hemos metido más balones dentro, nos ha faltado tranquilidad. Veíamos que podíamos conectar con los de arriba, pero quizá nos hemos precipitado jugando por dentro y tan en cortito. Tener más llegada con circulación. Pero ha salido así. No tiene más vueltas». Y es que Kuko insistió en que «el control ha sido nuestro, estábamos cómodos, con la sensación de gol, pero no hemos acertado. Es verdad que el partido se podía decidir en cualquier momento, también la gente estaba cansada, y queríamos jugar con el corazón más que con la cabeza», se lamentó Ziganda. No obstante, vio cosas positivas, como que «hemos estado más finos, con más sentido y control, he visto un paso adelante en ese sentido. Pero nos ha faltado materializar y ser más incisivos».

Respecto al nuevo carrusel de cambios en el once inicial y si esta derrota variará su disposición a seguir rotando, aclaró que «el partido que han hecho la mayoría ha estado al nivel que esperábamos, pero las rotaciones dependen de los comportamientos y descansos, no de los resultados». Sobre la ausencia de Beñat explicó que «no ha entrado porque quería que jugara Itu y era un buen acompañamiento de Vesga, sin más. Itu ha estado bien para su primer partido, le podía ir este partido y así ha sido. Nos ha dado pausa y sostén». A pensar en el siguiente. «Tenemos poco tiempo para pensar en la derrota, y el miércoles nos espera un rival muy exigente, y ese tipo de partidos nos motiva y excita mucho».

Manolo Márquez, con quien Ziganda mantuvo sus más y sus menos por un balón que no devolvió el Athletic, aseguró que habían sido «justos vencedores» porque «hemos buscado más la victoria». J.V.