Aritz INTXUSTA
LA GRAN FIESTA DE LAS IKASTOLAS NAVARRAS

EL OINEZ DESBORDA LESAKA Y ALTSASU RECOGE EL TESTIGO

DDECENAS DE MILES DE PERSONAS RESPONDIERON AYER A LA LLAMADA DE LA IKASTOLA TANTIRUMAIRU, QUE ACOGÍA UN OINEZ TRES DÉCADAS DESPUÉS. EL OBJETIVO ES CONSTRUIR UN SEGUNDO EDIFICIO POR EL AUMENTO DE ALUMNOS. LA IKASTOLA HA HOMENAJEADO A LAS 12 FAMILIAS INMIGRANTES QUE APOSTARON POR ESE CENTRO.

Es mediodía, una amona sale por la puerta de la ikastola que en ese momento está prácticamente vacía, pues la dirección del centro participa en ese momento en un homenaje a IKA. Lleva los puños fuertemente cerrados y avanza como a saltitos por la emoción. «¡Han llamado de Bera! ¡Ya hay 50.000! Lo hemos vuelto a hacer», afirma. La mujer avisa de este dato a Odei Sagardia, que ejerce como responsable de comunicación desde que Tantirumairu asumió la complicada tarea de celebrar la fiesta de las ikastolas navarras. Realmente, que unos padres y madres saquen adelante un acto de esa dimisión es algo de lo que sentirse orgulloso.

«Aquí estoy, coordinando todo, pero apenas si puedo ver nada», confiesa la responsable de prensa. Ella también está contenta y se le nota. Desde su puesto de coordinación, Sagardia acaba de difundir en redes un vídeo del DJ Ohian Vega en el que se ve a miles de personas bailando y saltando a pleno sol.

Los forales contabilizaron desde su helicóptero solo en las zonas habilitadas: 4.465 turismos, 102 autobuses y 429 autocaravanas. El recuento se realizó poco antes de las tres de la tarde. A todos ellos hay que añadir los vecinos de Lesaka y aquellos que se desplazaron en las lanzaderas de Etxalar y Bera y que no usaron esos aparcamientos en prados. En definitiva, toda una bestialidad logística que obligó a ir cerrando salidas de la carretera N-121 conforme se agotaban las plazas en la localidad anfitriona, luego en Etxalar y, finalmente, en Bera. Desde allí había que tomar un autobús gratuito –o por la voluntad– hasta Lesaka. Los autobuses fluían de continuo, pero las colas en algunos momentos superaban largamente la media hora de espera. Esto provocó que el pico de mayor afluencia tuviera lugar algo más tarde de lo habitual.

En los puntos acceso al recorrido –algo cortito, de unos tres kilómetros, como en las últimas ediciones– la organización tuvo el acierto de entregar pegatinas contra la violencia sexista, con una mano morada y un mensaje que empoderaba en positivo: “Jaiak aske bizi eta gozatu”.

Un circuito llano y sencillo facilitó una invasión de silletas de bebé. Porque al Oinez llega gente de todas las edades. «Para mí, después de sanfermines, es la mejor fiesta que existe. Al ver tanta gente aquí se me pone la carne de gallina», aseguraba Nekane Arregi, camino del área tres con una botella de sidra cruzada a la espalda, que sobresalía de una mochila diminuta.

Carlos Gil, padre de la ikastola Jaso, repartía bocadillos junto a un tirador de cerveza. «Tengo un turno de seis horas. Siempre vengo. Lo hago por el euskara, por el empuje, porque esto sirve para transmitir las ganas a los que vienen detrás», asegura.

En el plano más formal, la presencia de la lehendakari Uxue Barkos y de todos los partidos con representación parlamentaria marcó la jornada. El único pero es que, el representante de UPN, Iñaki Iriarte acostumbra después a poner a caldo los actos a los que acude, si ve cosas que no son de su gusto. Y ayer las vio, pues había carteles en favor de la convocatoria del 9 de diciembre y, sobre todo, relativos al proceso de los jóvenes de Altsasu, ya que ayer se cumplía un año del incidente. Casualmente, será la ikastola de esta localidad de Sakana la que acoja el Nafarroa Oinez del próximo año.