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brasilia

El PT blinda al candidato Da Silva, que insta a seguir si es inhabilitado

El Partido de los Trabajadores cerró filas y blindó como candidato presidencial para las elecciones de octubre al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, pese a la condena en segunda instancia a 12 años de prisión por corrupción. Da Silva instó a la militancia a continuar en caso de que ocurra un «hecho indeseado», como su inhabilitación política.

«Estamos aquí para reafirmar la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva. Será nuestro candidato», aseguró ayer la senadora Gleisi Hoffmann, presidenta de la mayor fuerza de izquierda de Brasil, en la apertura de una reunión del Partido de los Trabajadores (PT) en Sao Paulo.

«No acepto que lancen mi candidatura para protegerme. Mi protección es la inocencia», sostuvo Da Silva, quien agregó que «sin arrogancia, quiero decirles que quiero ser candidato, para ganar las elecciones. ¡Nada de bajar la cabeza!».

«La decisión de ayer fue política. No estoy feliz, pero dudo que quienes me juzgaron tengan la conciencia tranquila», afirmó el expresidente, que libra uno de los combates más difíciles de su vida, y sostuvo que solo el pueblo puede decidir. Aseguró que su condena es un proceso fraudulento y señaló que la sentencia no era solo contra él, sino contra el pueblo y la Constitución. «Ellos construyeron un cartel para tomar una decisión unánime que busca intentar sacar del medio las posibilidades de que el PT tenga a Lula como candidato», resaltó.

«Estoy siendo juzgado por las cosas buenas que hice por este país», subrayó Da Silva, quien precisó que hay «otros candidatos y van a intentar crear obstáculos. Espero que la candidatura no dependa de Lula. Solo tiene sentido si ustedes son capaces de hacerla, aunque haya un hecho indeseado», en referencia a su eventual inhabilitación.

«El golpe fue dado para destruirnos, pero no fuimos destruidos. Nosotros sobrevivimos (...) Sobrevivimos al intento de destruir a Lula como presidente, Lula les dio la vuelta por encima», señaló la exmandataria Dilma Rousseff, su ahijada política destituida en 2016 por un golpe institucional, que le arropó durante el acto.

El tribunal de apelación ratificó el miércoles la condena en su contra por corrupción pasiva y lavado de dinero y aumentó la aumentó de nueve años y medio a doce años y un mes de prisión, alejando sus posibilidades de cara a las presidenciales de octubre, aunque sin hundir definitivamente su candidatura. El fallo ha creado un clima de incertidumbre política inédito en el país, ya que Da Silva lidera los sondeos –los últimos le dan más de un tercio de los votos, una cifra muy superior a su competidor más cercano, el diputado ultraderechista Jair Bolsonario, que obtendría el 17%– pero podría ser declarado «inelegible» poco antes de la votación.

20 de julio

Su condena en segunda instancia puede acabar por bloquear su candidatura que es, por ahora, simbólica, ya que el plazo de inscripción de los aspirantes a la Jefatura del Estado comienza el 20 de julio. Pero parece que el PT no tiene un «plan B».

En ese mismo acto, la senadora Hoffmann –también acusada por corrupción– anticipó que el PT saldrá a las calles y organizará huelgas como parte de un programa de lucha para mantener viva esta candidatura.

Para el sociólogo Alberto Almeida, del Instituto Análise, de Sao Paulo, hay posibilidades de que la izquierda se aglutine en un bloque de oposición que contraste con las numerosas fuerzas de centroderecha que buscan suceder a Michel Temer.

«Lula tiene capacidad de transferir sus votos para otro candidato de izquierda. Creo que esta elección irá a una segunda vuelta entre el PT, cualquiera que sea su candidato, y el PSDB, partido de centroderecha del expresidente Fernando Henrique Cardoso, aliado de Temer.