Decenas de muertos prorrégimen al repeler EEUU un ataque a las FDS
Un ataque de la coalición que interviene en Siria liderada por EEUU dejó decenas de muertos entre los milicianos progubernamentales –grupos tribales y afganos chiíes– cuando estos atacaban a su vez posiciones de las kurdo-árabes Fuerzas Democráticas Sirias en Deir Ezzor. EEUU estimó el número de bajas en un centenar, aunque las FDS lo rebajaron a entre 20 y 30, y aseguraron que actuaron para defender sus posiciones al este del Éufrates.

El mando estadounidense en Oriente Medio (Centcom) estimó haber matado a un centenar de combatientes pro-Gobierno sirio en un ataque. Según este organismo militar, el ataque inicial fue llevado a cabo por fuerzas leales al presidente Bashar al-Assad con artillería, tanques, lanzacohetes y morteros en la provincia de Deir Ezzor.
Esta provincia está controlada por las fuerzas kurdo-árabes respaldadas por Washington (FDS) al este del río Éufrates y por las fuerzas del régimen en su parte occidental. Las FDS rebajaron la cifra de víctimas a entre 30 y 40, y también sostuvieron que actuaron en defensa propia.
«La coalición efectuó bombardeos contra las fuerzas atacantes para repeler el acto de agresión» contra su personal y contra las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) con las que colaboran», declaró un responsable militar del Centcom, que señaló que en la zona se halla una sede de las FDS en las que se encontraban consejeros de EEUU. &discReturn;
«Estimamos que más de 100 miembros de las fuerzas prorrégimen sirias murieron en enfrentamientos con las FDS y las fuerzas de la coalición», precisó.
La coalición aseguró que previamente habían alertado a Rusia, aliada del Gobierno sirio. «Responsables de la coalición estuvieron en comunicación habitual con sus homólogos rusos antes, durante y después del ataque frustrado de las fuerzas prorrégimen», remarcó.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que confirmó 45 muertos entre las fuerzas prorrégimen, el objetivo parecía ser capturar un campo petrolero clave y una gran planta de gas en una zona controlada por las FDS. Según el Observatorio, las fuerzas que lanzaron el ataque contra las posiciones de FDS eran combatientes de tribus locales y una milicia afgana chií, leales a Al-Assad.
Los medios estatales sirios confirmaron que en los enfrentamientos murieron decenas de personas, que pertenecían a «fuerzas populares». El Gobierno sirio calificó el bombardeo como «un crimen de guerra» y reclamó el desmantelamiento de la coalición que lidera EEUU. El Ministerio de Exteriores pidió a la comunidad internacional que «condene esta masacre» y haga que la coalición rinda cuentas por lo ocurrido,.
Rusia también se sumó a las críticas por boca de su embajador ante la ONU, Vassili Nebenzia, que prometió plantear el tema en el Consejo de Seguridad.
Impotencia ante los incesantes bombardeos en Ghuta
«No llegamos», lamenta Abu Mohamed Oma. Después de cada bombardeo, los grupos de rescate de Ghuta Oriental intentan encontrar supervivientes bajo los escombros antes de que los aviones regresen. Ayer, las bombas dejaron más de medio centenar de muertos, con lo que ya han perdido la vida 220 civiles en cuatro días de ataques incesantes del régimen sirio en esta región asediada desde 2013, donde faltan alimentos y medicinas. Cada día se repiten escenas desoladoras. En los hospitales, niños esperan para ser curados y los cadáveres se alinean en un suelo cubierto de sangre. Viviendas de cinco o seis pisos se han derrumbado sobre sus habitantes. Los grupos de rescate y voluntarios trepan por las ruinas y evacúan los cuerpos ensangrentados en una niebla de polvo gris. La falta de excavadoras y carburante les impide completar los rescates. Para los médicos, la tarea es también titánica. La llegada de heridos no cesa en los hospitales. «La situación es catastrófica. Dios sabe hasta cuándo podremos soportarla», afirma uno de ellos.GARA
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