Al menos cinco rusos murieron y otros resultaron heridos durante los bombardeos de EEUU en Siria, aunque Moscú niega que pertenecieran al Ejército ruso. El Ministerio de Exteriores negó las informaciones sobre cientos de muertos y las calificó de «desinformación lanzada por fuerzas antigubernamentales» en Siria. Según el Pentágono, al menos 100 combatientes de las filas del régimen sirio murieron en estos ataques que respondían a una ofensiva de las fuerzas de Damasco contra la coalición kurdo-árabe apoyada por Washington (Fuerzas Democráticas de Siria-FDS). Tras el ataque, el Ministerio ruso de Defensa aseguró que no había «ningún militar ruso en Deir Ezzor», pero medios rusos señalaron la presencia de numerosos combatientes en Siria como mercenarios, en particular de una empresa denominada Grupo Wagner. Un grupo paramilitar y una organización nacionalista rusas anunciaron el pasado lunes la muerte de dos rusos que combatían como «voluntarios».

A su vez, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó de la muerte de 15 rusos que trabajaban para una empresa de seguridad privada en una explosión de un depósito de armas, también en Deir Ezzor, dos días después de los ataques.