Imanol CARRILLO
JUEGOS DE INVIERNO

Lanzado entre monstruos

Juan del Campo tuvo que apurar sus opciones en la segunda bajada del gigante, pero se salió de recorrido.

En la víspera a su participación en la primera de las dos pruebas en la que tomará parte en PyeongChang (Corea del Sur), Juan del Campo explicaba la diferencia existente entre la nieve de Corea del Sur y la del resto de planeta. A su entender, «en Corea es muy fría, muy rápida y te proporciona reacción muy rápida al material que estás utilizando». De esta manera, «hay que conseguir ser más reactivo a la hora de moverte, a la hora de hacer los cambios de ritmo o de movimiento que te puede exigir el trazado, y sobre todo ser muy fino a la hora de pasar por curva y hacer muy poca presión en el material», subrayó.

Ante esta situación, Del Campo aspiraba a finalizar entre los 15 o 20 primeros en el gigante de esquí alpino, porque eso significaría estar, más o menos, a poco más de un segundo de los «monstruos» de este deporte. El esquiador de Mungia cruzó la meta en la primera bajada a más de cinco segundos del astro alpino, el austríaco Marcel Hirscher. Tras ese primer descenso, que cubrió en 1:13.39 (quedó el 39º de los 85 esquiadores que terminaron esa primera manga), el vizcaino se dio cuenta de que «lo malo no era el muro, sino el plano, y en esa zona había sido demasiado conservador», por lo que en la segunda bajada –a diferencia de la Copa del Mundo, en los Juegos no existe el corte de los mejores treinta– arriesgó para mejorar puestos. Pero se salió del recorrido.

«En la segunda manga cambié el chip. He salido con todo y a por todo. Y es lo que tienen estas cosas. Te puede salir una manga como a (Henrik) Kristoffersen, que pasó del décimo al segundo; o te puedes caer. Que es lo que me pasó a mí», comentó un Juan del Campo que, al menos, pudo disfrutar de la «espectacular» y «divertida» pista.

Y con el objetivo de «disfrutar, intentar buscar el límite y estar lo más cerca de las primeras posiciones» competirá en el eslalon del próximo día 22.

Y Hirscher volvió a volar

A quien no le tembló el pulso a la hora de la verdad –a pesar de que después admitió haber cometido «un par de pequeños fallos»– fue a Marcel Hirscher, que logró su segunda medalla de oro en estos Juegos de Invierno. Y eso que reconoció que tenía grandes rivales: «No era tan fácil ser el gran favorito, liderar la prueba y ver cómo volaba en la segunda manga el noruego Henrik Kristoffersen».

«No me quedaba otra opción, sabía que tenía que dar el cien por cien de mí y afrontar esta batalla», explicó el séxtuple ganador de la Copa del Mundo y séxtuple campeón mundial.

El «monstruo» al que hacía mención Juan del Campo también es humano, y lo demostró. «En estos momentos estoy desinflado», apuntó el astro de Salzburgo, que en el eslalon del jueves podría convertirse en el tercer esquiador alpino de la historia en ganar tres oros en los mismos Juegos, algo que hasta la fecha solo han logrado su compatriota Toni Sailer y el francés Jean-Claude Killy.

Fourcade, doblete con foto-finish

El biatleta francés Martin Fourcade consiguió su cuarto oro olímpico, el segundo en estos Juegos, al batir por escasos centímetros al alemán Simon Schempp, plata, en la prueba de 15 kms con salida en masa. Pero su victoria fue tan ajustada que hubo que acudir a la revisión de la foto de llegada. Más atrás, a 11.2, finalizó el noruego Emil Hegle Svendsen, bronce.

Kodaira, récord olímpico

La japonesa Nao Kodaira, de 31 años, se proclamó campeona olímpica en la prueba de patinaje de velocidad de 500 metros con un tiempo de 36.94, nuevo récord olímpico al superar el crono de la surcoreana Sang-Hwa Lee (37.28, en Sochi’14), que ayer fue medalla de plata.

Por su parte, el oro de Oystein Braaten en slopestyle de esquí acrobático y el de Noruega en el relevo 4x10 kms de esquí de fondo situó al país nórdico al frente del medallero, acumulando 9 oros de 26 medallas.