Pablo CABEZA
BILBO

Rory Gallagher, un irlandés conectado con Euskal Herria

Hace setenta años nacía Rory Gallagher en Ballyshannon, aunque su carrera profesional comienza en Cork. Gallagher, fallecido en 1995 por problemas derivados de la bebida, fue y es uno de los guitarristas más importantes de la historia del blues-rock, con cuatro notables actuaciones que le unen a Euskal Herria. Estos días se reedita toda la discografía del irlandés.

El 2 de marzo de 1948 un futuro guitarrista lanza sus primeros llantos en Ballyshannon, un pueblo de corte medio rural con no más de 1.000 habitantes y que luce orgulloso hoy en día una estatua a tamaño real de su ídolo y vecino, Rory Gallagher.

No, no nace con una guitarra como cordón umbilical, para tranquilidad de su madre Monica, pero si con solo quince años ya es un músico profesional, no cabe duda de que comienza a interesarse por la música con nerviosa prontitud, posiblemente influido por las juergas musicales de su padre Daniel tocando el acordeón con la banda local y pinchando música en casa.

Con nueve años le regalan su primera acústica, con doce ya posee una eléctrica. Aprende de forma autodidacta, fijándose en músicos como Muddy Waters. En 1960 toca profesionalmente con el grupo Fontana. Un año más y son The Impact y, por fin, en 1966, con 18 años, forma el trío Taste con los que graba dos impecables y temperamentales álbumes de estudio, “Taste” (1969) y “On the boards” (1970). Más varios directos que recogen la ferocidad y alma del blues-rock del trío: “Live Taste” (1971) y “Live at the Isle of Wight” (1972).

Con tan solo 22 años Rory Gallagher es un reconocido guitarrista. Es hábil tocando, frasea duro, delicado y salvaje por el mundo del blues rock. Su éxito se lo debe a su Fender eléctrica y a su potente ampli a válvulas, pero el apuesto chico de la melena ondulada es también un excelente guitarra acústico.

Taste deja un legado observable a más de treinta años de la experiencia, pero Gallagher agranda sus valores en 1971 al iniciar una carrera en solitario, que alberga trece discos admirables, dos de ellos en directo y referenciales: “Live in Europe” y, sobre todo, “Irish tour '74”. Desafortunadamente, su afición al alcohol más fuertes sedantes para que pueda superar su aerofobia terminan por destruirle el hígado.

En 1995, los médicos estiman que necesita un urgente trasplante. Después de semanas de cuidados intensivos, Gallagher contrae una fuerte infección y el 14 de junio de 1995, a los 47 años, fallece ante la incredulidad y espanto general.

Euskal Herria

Gallagher es uno de los músicos internacionales que más veces ha tocado en Euskal Herria en un periodo tan corto (74-86), un hecho aún más curioso dada la concentración de estas actuaciones y que se suceden con sus primeros discos, los más frescos. No obstante, llega avalado por la leyenda Taste, tan breve como prometedora.

La primera actuación de Rory Gallagher en Euskal Herria tiene lugar el 26 de mayo de 1974 en el Polideportivo de Anoeta de Donostia, banda invitada unos jóvenes rockeros donostiarras que comienzan carrera, Brakaman, que dejan tres singles y un elepé que son precedentes del rock en el pais.

El concierto de Rory es uno de los primeros actos internacionales con un nombre de entidad en Euskal Herria, aunque dos meses antes, el 29 de marzo, los holandeses Golden Earring actúan en el Teatro Ayala de Bilbo presentado su éxito “Radar love”. Un día después estaban programados para el Teatro Principal de Irun, pero el concierto se suspende ante el mal estado del escenario y con todo el aforo vendido.

Un año más tarde, Gallagher regresa a Anoeta. Actúa un 8 de mayo. Tampoco extraña tanta celeridad, pues tanto en esa década, como en la anterior, es frecuente grabar un disco por año e incluso dos.

En el 79 regresa a Gipuzkoa, pero esta vez para tocar en el polideportivo Uranzu de Irun, es un 25 de febrero y el precio de la entrada es de 400 pesetas.

Estos tres conciertos los organiza JF Promociones Musicales, que son Josema Martínez, que tenía por esos años el Centro Musical Irunés, de gran actividad, y Felipe Iguiñez. Martínez recuerda una memorable situación con Gallagher tras la cena ofrecida después del concierto en Irun, cabe señalar que por estos años los bolos solían celebrarse entre las 19.00 y las 20.00. «Gallagher y yo mantuvimos una buena amistad. Si viajaba a Londres paraba en su apartamento para saludarle. La cuestión es que tras el concierto en Iranzu –prosigue– nos fuimos a cenar. Todo muy ameno, pero sin parar de beber. Cogimos los dos una castaña tremenda, la de él mucho mayor que la mía. Entramos como pudimos en el hotel Alcázar y nos dirigimos al ascensor. Era de esos que tenían una puerta extensible de hierro, y que se salía por el otro lado. El caso es que al llegar al piso nos empeñamos en querer salir por el mismo sitio de entrada, lo cual era imposible. Nos echamos al suelo y comenzamos a reírnos sin descanso, creo que el porqué ya era lo de menos. Estuvimos un buen tiempo revolviéndonos y riendo como posesos. Lo cierto es que no recuerdo cómo terminó la historia ni cómo salimos, pero creo que con ayuda».

Respecto al concierto del 74, Martínez, componente en los sesenta del grupo de Irun Los Cúnix –de donde saldría Luis Escalante a mediados de los sesenta para formar Los Amis– y en la actualidad, junto con otros veteranos de la zona en Back, describe: «Tras una espera de quince minutos, la actuación del fantástico guitarrista y cantante irlandés, sobrepasó las dos horas y media. Utilizó su mítica querida y desconchada Fender Stratocaster. Parece ser, según su hermano Donald, que esta Fender fue el primer ejemplar de este modelo que llegó a Irlanda desde EEUU [Donald es quien controla en la actualidad todos los derechos de su hermano, quien no se casó ni tuvo hijos]». «Como amplificador llevó un pequeño Vox AC-30 de principios de los años sesenta, ambos aparatos le acompañarían tanto en escena como en estudio, hasta su prematuro final, por los cinco continentes. La puesta en escena al igual que su carácter personal, resultaría de lo más sencilla, como su acostumbrado atuendo: camisa de cuadros, cazadora y pantalón vaquero, así como zapatillas de deporte. Su forma de vestir fue un poco el reflejo de su personalidad. Su actitud ante la vida no era otra que la de una persona callada, sencilla, educada, un auténtico antidivo y antiestrella, a pesar de haberse codeado con todos los grandes nombres del rock en los años 70 y 80».

Josema Martínez organiza en esos primeros setenta y ochenta más de 30 conciertos con nombres tan esenciales que es complejo imaginar cómo se pudo “arruinar” con estos proyectos tan atractivos, cargados de actualidad y valores, aunque quizá la explicación se encuentre en ser músico y fan, circunstancias que liberan la pasión por encima del cálculo. Con JF llegan, y entre otros: Status Quo, John Mayall, Jack Bruce con (Cream) Mick Taylor (tras dejar a los Rolling Stones), Genesis, en su mejor momento, Johnny Rivers, Whitesnake, Manfred Mann, John Mayall, Soft Machine, Whisbone Ash, Pretty Things… y hasta bandas como AC/DC, en este caso a medias con Santi Ugarte y cesión de testigo a este último en la organización de grandes eventos, y Scorpions. Una síntesis de nombres que impresiona por la posición que ocupan todos en la historia del rock.

Santi Ugarte aún no funcionaba bajo la marca Tiburón Concert, una de las primeras empresas de fuerte volumen, pero su ambición le llevó a la bancarrota por motivos similares: mezclar pasión con dinero. De Tiburón Concert saldría experimentado Iñigo Argomaniz, director de Get In, con una visión más empresarial y acertada, por lo menos en la cuenta de pérdidas y ganancias.

Retomando el asunto Rory Gallagher, el irlandés aún visitaría Euskal Herria una vez más, el 13 de julio de 1986, con los bilbainos Los Santos como invitados, que no pegaban de ninguna manera en el set. El concierto se celebra en el polideportivo Santi Brouard de Lekeitio y con una excelente entrada. Evento organizado por un Santi Ugarte (Tiburón Concerts) que comienza a acaparar todas las llegadas internacionales hasta quedarse sin un céntimo, tal y como le ocurriera al propio Josema Martínez años atrás. Precio de la entrada, 1.000 y 1.300 pesetas.

Entre los discos reeditados por la multinacional Universal, quien ha conseguido todos los derechos discográficos de Gallagher, se encuentran “BBC Sessions (2CD), “Notes From San Francisco (2CD y 1LP), “Irish Tour ’74” (2CD/ 2LP), “Against The Grain”, “Blueprint”, “Calling Card”, “Defender”, “Deuce”, “Fresh Evidence”, “Jinx”, “Live In Europe”, “Photo Finish”, “Rory Gallagher”, “Stage Struck, “Tattoo”, “Top Priority” y “Wheels Within Wheels” (versión vinilo pendiente), todas las referencias publicadas en cedé y elepé salvo las aclaraciones acotadas.