Alvaro Reizabal
Abogado
JO PUNTUA

Máster kaka

Hasta hace poco la palabra «máster» era sinónimo de excelencia, fuera en el deporte o en cualquier ámbito, incluido el universitario. De un tiempo a esta parte, el impagable esfuerzo de los políticos de diversos pelajes ha conseguido tal desprestigio para este término que casi es un antónimo de lo que era. Antes se decía de alguien que era un cerebro porque había hecho una carrera y varios másteres. Ahora, si decimos de alguien eso mismo, lo que estaremos diciendo es que es sospechoso de conseguir títulos por la patilla sin esfuerzo alguno. Qué decir si los másteres en cuestión son de la Universidad Juan Carlos I. Ciertamente, su nombre tampoco induce a pensar en algo de gran prestigio, habida cuenta de la altura a la que hoy está el del emérito, pero es que a este paso pronto empezará a pasar como con los licenciados de algunas universidades que tenían fama de coladero. Ni más ni menos que en los anuncios ofreciendo trabajo se incluía la coletilla «abstenerse licenciados en Oviedo o en La Laguna».

Uno no acierta a comprender qué interés puede tener cursar un máster en el que te convalidan 22 asignaturas de las 26 de que consta, y las otras cuatro se aprueban sin ir a clase y con un trabajo de chichinabo. ¿Qué se aprende? Pues nada, porque casi todo ya lo sabían, por eso la convalidación y el resto es una aportación insignificante y maloliente. Está claro que el objetivo es conseguir títulos de cartón piedra, oropel con que adornar el expediente para que los votantes crean que está muy preparado. En resumen, engañar. Y hablando de engañar, sorprende lo fácil que es entrar en la página con las notas de la universidad y convertir los suspensos en sobresalientes. Increíble en estos tiempos.

Ahora le ha tocado a una del PSOE, que ha dimitido por torpe y porque había que dejarle caer para ir a por Casado, aunque en el caso de este, su talón de Aquiles más que en el sospechoso máster, está en la forma en que terminó la carrera que le permitió el acceso al máster: media carrera en cuatro meses. Ya se le ve: una eminencia.