Beñat ZALDUA
DONOSTIA
Entrevue
JOSU JUARISTI
RESPONSABLE DEL ÁREA INTERNACIONAL DE EH BILDU

«El momento en el Estado español y en la UE requiere unidad de acción»

Aunque menos ruidosas que las municipales y forales, las elecciones europeas de 2019 se presentan cruciales. Migración y extrema derecha serán protagonistas de una cita en la que la izquierda soberanista vasca busca alianzas para «estar a la altura y tener ambición». Así lo explica Josu Juaristi, eurodiputado de EH Bildu hasta marzo, cuando pasó el escaño a Ana Miranda.

Eres el diputado que más países de origen, tránsito y llegada de migrantes y refugiados ha visitado en la última legislatura europea. ¿Nos avergonzaremos cuando, en unos años, miremos esta época?

Absolutamente. La crisis migratoria viene de mucho antes, pero es a finales de 2015 cuando Europa parece darse cuenta de que en sus fronteras exteriores hay guerras, hay persecución, hay hambre y hay gente que busca un futuro mejor. ¿Y cuál es la respuesta? Cerrar cuanto antes esa ruta de los Balcanes occidentales dando un montón de dinero a Erdogan, con todo lo que eso implica. Y al mismo tiempo, se opta por militarizar las fronteras exteriores. Es una realidad absolutamente vergonzosa y estúpida.

¿Con qué se ha encontrado en esos países?

Es mentira que haya una crisis humanitaria en la UE. Hay una crisis humanitaria en los países de origen, en Jordania, en Líbano, en Turquía, con tres millones de personas refugiadas, y en demasiadas partes del continente africano. En Europa no. Europa tiene 500 millones de habitantes y un gran poderío económico para actuar y hacer muchísimo más. En vez de eso criminalizan a las personas migrantes y refugiadas, comprando el discurso de la extrema derecha sobre una invasión, uniendo la cuestión migratoria con una cuestión de seguridad.

Históricamente nunca ha sido una gran idea tratar de combatir el auge de la extrema derecha comprando sus recetas...

Es una estrategia estúpida y absolutamente suicida. El resultado más trágico de esa ceguera es el modelo de sociedad que se está imponiendo. Este es el legado de esta Comisión y puede durar generaciones. La izquierda necesita unidad de acción y necesita cambiar el relato del miedo por el del respeto y la dignidad.

¿La imagen de Jean Claude Juncker tambaleándose es la imagen de la actual Comisión?

No me gustaría caricaturizar con esa imagen a la Unión Europea, porque más allá de la caricatura hay una realidad. En esta legislatura, la Comisión ha ido abandonando su capacidad política y ejecutiva, dejando las decisiones dentro de círculos de pequeñas élites. Es un fenómeno terrible para una UE cada vez más alejada de la ciudadanía.

El próximo Parlamento Europeo puede tener una imagen diferente. Tenemos a Steve Bannon, exasesor de Trump, montando una internacional de la extrema derecha. ¿Somos conscientes del peligro?

No estamos prestando la suficiente atención, porque Bannon lleva meses en Europa y tiene un plan. La extrema derecha tiene un plan evidente en Europa: controlar cuantos más gobiernos mejor dentro de la UE y condicionar el trabajo del Parlamento Europeo. Y Bannon está orientando hacia eso a la extrema derecha de una forma inquietante. Debería ser un tema prioritario porque va a condicionar el modelo de sociedad que vamos a dejar a las generaciones futuras.

Y la izquierda, ¿tiene un plan?

Espero que se vaya concretando. Los peligros que corremos son lo suficientemente grandes como para exigir responsabilidad y altura de miras.

¿Cómo se traduce eso en una candidatura para las elecciones de mayo de 2019?

Lo primero que quiero decir es que la presencia en el Parlamento Europeo es fundamental. Es un espacio de lucha que no podemos no ocupar, porque si no lo ocuparán otras fuerzas que además intentarán hablar en nuestro nombre.

Dicho esto, para EH Bildu hay una cuestión clave: el Estado español y la Unión Europea atraviesan un momento histórico que exige estar a la altura en términos de ambición y acción política, y eso implica también unidad de acción. Por eso trabajaremos para sumar a todas las fuerzas soberanistas de Euskal Herria, Catalunya y Galiza. Nosotros tenemos esa ambición y estamos trabajando para que en una futura coalición en las elecciones en 2019 Catalunya también pueda estar presente. Pero depende, evidentemente, de las fuerzas catalanas.

Finalmente parece que en estas elecciones no se aplicará el umbral de votos que podría complicar la obtención de representación a vascos, gallegos y catalanes. ¿Es necesario que impongan ese umbral para lograr esa unidad de acción entre naciones sin Estado?

Un diputado europeo flamenco, medio en broma medio en serio, me comentaba si no sería mejor que el Estado belga votase a favor del umbral para así incentivar otras sinergias en el Estado español. Bueno, creo que esas sinergias deben salir de un análisis político y de lo que nuestras respectivas sociedades piden.

¿Con todas las diferencias, el caso del Sinn Féin en el Parlamento Europeo muestra la importancia de tener una voz destacada en Bruselas?

El Sinn Féin tiene cuatro escaños, uno en el norte y tres en la República. Son la principal fuerza irlandesa dentro del Parlamento europeo, lo que les ha permitido tener una posición absolutamente clave en los trabajos en torno al Brexit.

La ausencia de diputados de Gran Bretaña será una de las principales novedades del próximo Parlamento europeo...

La cuestión del Brexit interpela a la UE especialmente en relación a Irlanda. Es una gran amenaza que espero se convierta en oportunidad. Ha llegado el momento para que todas las fuerzas en Irlanda se posicionen sobre la unidad de la isla y la UE debería defender con uñas y dientes, en primer lugar, el Acuerdo de Viernes Santo, que es un acuerdo internacional.

¿Se echará de menos a los republicanos del norte de Irlanda?

Muchísimo. Una de las cosas de las que estoy más contento es de que el Sinn Féin me haya considerado su quinto diputado europeo. Lo que ellos no saben es que EH Bildu ha contado también con cinco diputados. De verdad que nos gustaría que sacasen adelante su propuesta de estatus especial dentro de la UE.

Cuando llegó a Bruselas en 2014 la protagonista era Grecia, que ahora la Comisión dice que ha salido de la crisis. ¿Cierto?

La Comisión tiene un problema, y es que su discurso no casa con la realidad. No solo ocurre con Grecia. La Comisión vende que se ha superado la crisis y que la cohesión en términos sociales y económicos en la UE ha avanzado, y no es así. En términos de cohesión, Europa está peor que en 2014, no se han sacado las lecciones suficientes y pertinentes para evitar que una nueva crisis estalle y pille a la Unión Europea en mejor situación.

También era protagonista Escocia. ¿En qué lugar deja a la UE la diferente posición mantenida con escoceses y catalanes?

La Unión Europea tiene un grave problema de desequilibrio en términos democráticos. Ocurre también con las euroórdenes. Es inadmisible que por una misma cuestión un Estado miembro te pueda condenar a 30 años y que en otro Estado como Alemania o Bélgica simplemente no haya delito. Es malo en términos democráticos para Catalunya y Euskal Herria, pero también para el proyecto europeo. En términos de cohesión social vamos mal, pero en términos de cohesión democrática vamos fatal.

En materia de seguridad, con Trump ha regresado el debate sobre la alianza atlántica. ¿El futuro de la UE en términos de seguridad y alianzas pasa por la OTAN?

A nuestro entender, evidentemente no. El tema también estaba encima de la mesa con Obama, aunque con Trump todo parece más visceral. Ahora bien, la solución tampoco es la actual deriva hacia una Defensa europea y una militarización.

¿Qué relaciones debería mantener la UE con vecinos de peso como Rusia?

El grupo de izquierda en el Parlamento siempre ha mantenido que una política de sanciones y de enfrentamiento con Rusia no beneficia a la UE, porque la sitúa en una situación dependiente de la OTAN y de EEUU. Creemos que la UE debe tener una política exterior propia, tanto en Rusia como en Oriente Medio, África, Asia y América Latina.

 

«Ha sido duro, pero enriquecedor»

Dejó el escaño en marzo, en virtud del acuerdo con el BNG. ¿Con qué se queda de los cuatro años como eurodiputado?

Diría que estoy particularmente orgulloso del trabajo realizado en la cuestión migratoria; ha sido duro pero enriquecedor.

También destacaría el trabajo que hemos podido realizar para defender e impulsar en el marco europeo los derechos de los presos y las presas políticas vascas. No solo por las visitas que han realizado los familiares y el calor que han podido recibir, sino también porque ese trabajo ha tenido consecuencias reales. Por ejemplo, el informe sobre los derechos de los presos y las presas que realizaron siete diputados europeos, con conclusiones claras contra el alejamiento.

EH Bildu también consiguió que el pleno del Parlamento Europeo aprobase casi por unanimidad, con la única excepción de los votos del Partido Popular español, un informe en el que por primera vez se condena expresamente la política de alejamiento de presos, añadiendo de forma muy clara que el lugar de los presos gravemente enfermos no es la prisión sino la libertad.

¿Ha contado los kilómetros realizados en estos cinco años?

No me atrevo a calcular los kilómetros, pero han sido más de 600 viajes, desde EEUU y Cuba a Sudán, pasando por Marruecos, Jordania, Turquía o Kurdistan, además de prácticamente toda Europa.

Ha traído a numerosos eurodiputados a Euskal Herria, y cerca de 300 vascos han pisado Bruselas de su mano. ¿Qué importancia tiene este puente?

Era uno de los objetivos iniciales de EH Bildu para esta legislatura. Conseguimos traer los Study Days del grupo GUE-NGL a Donostia, con una presencia de diputados y diputadas europeas que nunca se ha visto en Euskal Herria.

Otro de los objetivos era alimentar una corriente de opinión favorable a una resolución en términos democráticos del conflicto vasco. Para ello era fundamental conocer experiencias europeas positivas y que nuestra gente pudiera presentar de primera mano sus reivindicaciones. Eso ha generado sinergias, nuevas relaciones y perspectivas de futuro que queremos mantener.