Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Dime qué gesto es y te diré...

Fellaini se rapa su «look afro», Ranieri regresa a la Premier para obrar otro milagro y Neymar cobra por saludar a sus aficionados.

Cómo deben de estar las cosas en el Manchester United tras la derrota 3-1 en su derbi ante el City para que el belga Marouane Fellaini se haya rapado su ‘afro look’. En algún rincón de la ciudad inglesa hasta han guardado un minuto de silencio por su característica melena sin la cual el peculiar jugador parece haber digievolucionado en Melendi. Si Fellaini, hijo de marroquíes, con un hermano gemelo, que de niño iba corriendo a la escuela en lugar de en autobús y así luego compaginó el atletismo de larga distancia y el fútbol, nos ha dejado huérfanos de peinado, el que ha regresado como un buen padre a la Premier League es el amable Claudio Ranieri, técnico que obró el milagro en el Leicester y que esta semana acaba de ser nombrado entrenador del Fulham, vigente colista. Según las casas de apuestas británicas, el reto está 5.000 a 1 para quien todavía piense que el club londinense que juega en el añejo Craven Cottage está en disposición de ganar el campeonato. Si bien, como dijo en su día el reverencial técnico italiano, «si mi abuela tuviera cojones, tendría tres abuelos». Y con él todo es posible. ¡Dilly-ding-dilly-dong!

Decíamos que en Manchester sigue mandando el sky blue por encima del red, que es como se paseó el equipo de Pep Guardiola, con un gol, el tercero, firmado por el turco Ilkay Gundogan tras culminar una obra maestra producto de una concatenación de 44 pases. José Mourinho llegaba al Etihad Stadium tras siete años sin perder frente al técnico catalán como visitante y tras lo del fin de semana, el de Santpedor dobla ya en victorias al luso en sus 22 enfrentamientos, 10 a 5, además de 7 empates. El United es octavo a 12 puntos del líder y a 7 de la zona Champions, y en sala de prensa posterior a la pobre actuación de los mancunians, un periodista interpeló a ‘Mou’ sobre que su equipo está a igual distancia del City que del colista Fulham; al portugués no le gustó la pregunta y decidió emular a un tal Donald Trump hace unos días. Le retiró el micrófono.

El United necesitará acudir al mercado invernal si quiere seguir la estela de unos City, Liverpool y Chelsea que siguen imbatidos, algo que no sucedía en los 129 años de historia de la máxima categoría del fútbol inglés. Si bien, desde Inglaterra, la prensa avisa de que los dueños de la entidad no quieren tirar la casa por la ventana, en tanto negociarían la renovación de David de Gea por 275.000 libras semanales, mientras el chileno Alexis Sánchez tiene pinta de abandonar el club en enero.

Arshavin cuelga las botas

Hablabando de fichajes, según ‘‘The Times’’, el Brexit traerá la reducción de extranjeros a la Premier League: el máximo serán 12, algo que ahora sólo cumplen 6 clubes. Una liga, la más mediática del planeta, que tendrá en adelante a una mujer como cabeza visible. Susanna Dinnage, hasta la fecha directora general del canal de entretenimiento Discovery, será la nueva directora general de la Premier League a partir de 2019. Campeonato en el que deslumbró por momentos un tal Andrei Arshavin, aquel ‘zar’ que despuntó en el Zenit, enamoró en la Eurocopa de 2008 y llegó a marcar con el Arsenal cuatro goles al Liverpool en el mismísimo Anfield en una noche inolvidable. Genio incomprendido, como tantos, que el domingo quemó sus últimos minutos, a los 37 años, con el punto y final de la liga de Kazajistán, defendiendo los colores del FC Kairat. El Barça no logró ficharle cuando era una estrella, lo hizo por el Arsenal a donde llamaba a su propio peluquero de San Petersburgo para que le arreglara su melena; llegó a matricularse de joven en la facultad de Química aunque terminó en la de Diseño porque había más chicas; escribió un controvertido libro sobre mujeres, dinero, política y fútbol, incluso diseñó con enorme éxito ropa femenina; y hasta se postuló para representante político por las siglas de Vladimir Putin.

También se ha retirado estos días otro ídolo del Fútbol PC o la Play Station, el costamarfileño Didier Drogba, que militaba a sus 40 años en la segunda divisón estadounidense, uno de los futbolistas africanos más talentosos de la historia, que lo hace con un currículum de 19 títulos a sus espaldas. Pero seguro que su mejor legado son los cinco hospitales que ayudó a levantar en su país natal –con la única condición de que sean gratuitos para los más pequeños– o su poder para parar la guerra por un día en esta excolonia francesa.

Drogba llegó a jugar una temporada en la liga china, la misma que acaba de levantar por primera vez el Shanghai SIPG, donde no solo militan el brasileó Hulk o su compatriota Oscar, exChelsea, sino también el considerado desde hace años mejor futbolista chino, el extremo Wu Lei, con 27 goles y diez asistencias como bagaje esta campaña, y con los que ha roto siete años de dictadura en la Super Liga china del Guangzhou Evergrande. Le llaman, no podía ser de otra manera, el ‘Maradona chino’ y muchos se preguntan por el salto a Europa de este jugador de 26 años que debutó como profesional con solo 14 en la máxima categoría en 2013 y no se cansa de anotar goles.

Un chino gana la liga china

En China es una estrella, seguro que bien pagado para evitar la tentación de las ligas europeas, y si para tentarle hace falta incluir en su nómina unos extras, pues se hace. ¿Cuánto cobra alguien por aplaudir o saludar? Igual nada, pero Neymar lo hace en el PSG solo por ir a confraternizar con sus aficionados al final de cada partido, 375.000 euros ni más ni menos. No es el único, porque también se ha sabido, gracias a un reportaje emitido por ‘France 2’, que su compatriota Thiago Silva se embolsa 33.000 euros por hacer lo mismo. El club parisino ha dicho que se trata de un código ético en el que se incluye ese saludar a los seguidores, respetar a los colegiados o no participar en apuestas. Eso sí, cobrando.

La información sobre las interioridades del PSG llegó después de que los papeles de ‘‘Football Leaks’’ desvelaran detalles de la negociación que terminó con el fichaje de Kilyan Mbappé por el conjunto del dinero qatarí. El delantero, además de premios millonarios en caso de ganar la Bota de Oro, llegó a pedir un jet privado pagado por su club, que se le negó. Pero no a otros de sus caprichos: un mayordomo, un chófer y un asistente personal. Y solo tiene 19 años. Nada que ver con el diminuto jugador del Chelsea, N´Golo Kante, que pasó de la segunda división francesa a ganar la Premier con el Leicester, y cuando los Blues le incluyeron dentro de su gran contrato la posibilidad de cobrar a través de una empresa radicada en la isla de Jersey, con la que así se ahorraría impuestos, dijo que no, su contrato sería normal.

Youssoufa Moukoko, ¿recuerdan? ¿Ese chaval de 13 años perteneciente al Dortmund, que se harta de hacer goles en la categoría juvenil alemana? El seleccionador germano ha decidido no convocarle para la sub´17 del país como gesto de protección hacia un chaval tan mediático que en Instagram alcanza ya los 210.000 seguidores. Mejor seguir rodeado de su entorno familiar, han dicho. Su club, por cierto, derrotó por 3-2 al Bayern en el clásico alemán, con gol decisivo, de nuevo, de Paco Alcácer, 8 en 6 partidos, nunca visto en la Bundesliga desde 1963. Los bávaros suman su peor inicio desde 2010, están a siete puntos de los borussers y la cabeza de Niko Kovac peligra. Ganó el Borussia, pero sus hinchas recordaron con una pancarta desde el Südtribüne o ‘‘Muro amarillo’’ del Westfalenstadion que el «Borussia Dortmund no debe formar parte de una liga de élite privada. No a la Súper-Liga».

Brotes verdes. Como ese seguidor del Ripensa, colista en la Segunda rumana, que se metió 518 kilómetros en tren para animar a su equipo. Como escribía el argentino Eduardo Sacheri en su libro de cuentos sobre fútbol ‘‘La vida que pensamos’’, «un niño puede cambiar varias veces de equipo de fútbol, sobre todo si abundan tíos y primos mayores dispuestos a comprar con balones y camisetas la fidelidad de un corazón novato, pero que el día en el que se llora por uno, ya no hay vuelta atrás, puesto que de la alegría se puede volver, pero no de las lágrimas». El pelo de Fellaini, snif, snif...