Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Cadáver»

Un exorcismo incompleto que aterroriza la morgue

Si uno se fija en el título original “The Posession of Hanna Grace” puede pensar que se trata de una película de exorcismos al uso, pero es ese “Cadáver” de la versión doblada el que se ajusta más a la verdadera naturaleza de esta cinta de terror.

El salto al mercado anglosajón del cineasta holandés Diedierk Van Rooijen sigue la tradición europea, sobre todo nórdica, del cine ambientado en los tanatorios o en los depósitos mortuorios. Conecta con largometrajes como “El vigilante nocturno” (1994), del danés Ole Bornedal o “La autopsia de Jane Doe”, del noruego André Ovredal. Y es que la morgue de un hospital de Boston es el escenario donde se desarrolla el grueso de la película, tras la impactante escena introductoria de un exorcismo incompleto, que hace que el cuerpo de la joven poseída acabe en el mencionado tétrico e inquietante destino conformado por nichos frigoríficos, dispuesto a reaccionar y convertirse en una manifestación del Maligno.

La actriz canadiense Shay Mitchell interpreta a la protagonista, una celadora que trabaja en el turno nocturno del depósito de cadáveres. En realidad es una expolicía que perdió la placa en un operativo fallido, yendo a encontrar el nuevo trabajo gracias a su mentora en las reuniones de alcohólicos anónimos a las que acude a causa del trauma que le llevó a la bebida y las drogas. Se supone que el lugar le proporciona la paz y el aislamiento que necesita, hasta que llega la supuestamente fallecida chica que va a aterrorizar al personal médico.

“Cadáver” dispone de unos efectos de maquillaje sobrecogedores, con una actuación muy física de la bailarina y contorsionista adolescente Kirby Johnson, que se retuerce como si fuera de goma, apoyada en la desagradable sonoridad del crujir de sus huesos. Lo que falla es el montaje, que nunca logra ser tan preciso y sorprendente como lo es en el prometedor trailer disponible en la red.