Arturo Puente
Periodista
JO PUNTUA

La cadena de debilidades del PSOE

Gracias a la apropiación secular de la idea nacional española por parte de la derecha, a lo largo de la historia el PSOE se ha visto arrastrado a decisiones perjudiciales para su política de alianzas. Cuando el PSOE aceptó la ilegalización de Batasuna y, después, formó el gobierno de López con el apoyo del PP, el partido de Zapatero podía estar más o menos convencido a nivel ideológico, pero corría el riesgo de pegarse un tiro en el pie. Enfadar a un PNV necesario a largo plazo en Vitoria y en Madrid no parecía buena idea, pero la agenda española obligaba.

El PSOE solo tuvo que esperar a 2012 para comprobar que el coste había sido mínimo. Urkullu no tardó en cerrar con ellos un acuerdo de legislatura que, en 2016, convirtió en coalición de Gobierno. Pelillos a la mar. La lección histórica es abrumadora: no importa cuánto sucumba el PSOE a las presiones más españolistas pues, por mucho que rompan vínculos con sus socios naturales, la debilidad del PSOE siempre será menor que la de los periféricos, que acabarán yendo a buscarle.

En 2018 se repitió. Cuando el PSOE apoyó con alegría el 155 y la represión contra el Govern, las opciones de que pudiera volver a Moncloa con votos independentistas parecían mínimas. Pero ocurrió. Izquierdas y soberanistas se necesitaron para parar una derecha que fustigaba a los catalanes. El PSOE pudo volver al Gobierno así, sin hacer una sola concesión a quienes le aupaban.

Pero esa cadena de debilidades da signos de haber comenzado a fracturarse. Los ataques furibundos de los últimos meses, cuya guinda ha sido la polémica con Idoia Mendia de estas Navidades, demuestran que al PSOE ya no le perdonan que obtenga el favor de los nacionalistas ni siquiera aceptando el programa centralista. A Sánchez le va a tocar elegir bando de una vez, y el precio que le pone la derecha es que se quede fuera de la Moncloa si quiere mantener el carné de constitucionalista. Es una oportunidad histórica para que las fuerzas centrípetas puedan imponerle parte de su agenda a cambio de ayudarle a parar la larga hegemonía derechista en ciernes.