Jon ORMAZABAL
Pelota

Danel Elezkano consigue cambiarles el paso

El vizcaino encontró en el txoko el remedio a la potencia de Irribarria-Zabaleta, que fueron 3-9 por delante.

ELEZKANO-REZUSTA 22

IRRIBAR.-ZABALETA 19


Cuando Iker Irribarria y José Javier Zabaleta estiran el brazo, hace falta mucha carrocería para hacerles frente. Si encima el de Arama está acertado en el remate, hacerse a un lado parece una opción prudente, para tratar así de evitar que los daños sean irreparables, pero encendidos por la pobre respuesta ofrecida ante los mismos adversarios en el estreno en Bergara, Danel Elezkano encontró en la dejada, un lance en desuso en esta época tan acelerada, la fórmula con la que cambiarles el paso y obtener junto a Rezusta una victoria que les permite conservar el liderato.

Aplicado en defensa, no terminaba el de Zaratamo de cuajar un partido completo en este Parejas, «comienzo los partidos tensionado y me cuesta entrar en los partidos» repetía una y otra vez el vizcaino, y volvió a necesitar de una situación límite para destapar el tarro de sus esencias ofensivas y cambiar el guion de un punto que parecía destinado al casillero de los explosivos Irribarria-Zabaleta.

Irribarria, desatado

Y es que, en un frontón largo como el Aitzuri de Zumaia, los pegadores de Aspe parecieron arrancar el partido con una herramienta en sus manos, especialmente un Irribarria sueltísimo que, además de abrir huecos a base de soberbios sotamanos que no encontraban techo en terrritorio de Goikoetxea y López, comenzó muy acertado en sus remates.

Zabaleta también repartía lo suyo con las dos manos, con lo que el trabajo se le fue acumulando a un Beñat Rezusta que tampoco terminaba de encontrarse cómodo en una plaza nueva para él. Estar bien colocado tampoco le era suficiente a Elezkano para defenderse ante la violencia de los pelotazos de Irribarria y el partido pareció romperse definitivamente cuando otro brillante sotamano del de Arama puso el 3-9 en el marcador del Aitzuri.

Pero lejos de amilanarse, el de Zaratamo fue encontrando la fórmula de entrar en juego, de dar aire a su zaguero a base de tener la pelota más cerca del frontis y buscar las cosquillas a Irribarria en el txoko, ahí donde más hay que agacharse y fajarse para llevar la pelota a buena. Dos dejadas consecutivas, de las seis que logró en todo el partido, propiciaron el primer acercamiento en el marcador (7-9), pero sobre todo propiciaron un cambio de dinámica que terminó siendo definitivo.

No pudieron llegar por delante al primer descanso televisivo (11-12), pero los hasta entonces insultantes dominadores ya sentían su aliento en el cogote. Las pelotas fueron perdiendo brillo, Irribarria tuvo un problema con sus zapatillas y todo terminó afectando en la confianza del de Arama, que se atascó en ataque y en ese otro partido, el de la seguridad y el acierto, Elezkano-Rezusta fueron superiores.