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El jurado declara culpable a Ibar y puede volver a condenarlo a muerte

A los miembros del jurado les han bastado tres días para declarar culpable a Pablo Ibar de las muertes de tres personas en 1994. Era necesaria la unanimidad, algo que no se consiguió en la primera de las condenas, por la que Ibar lleva en la cárcel 24 años, 16 en el corredor de la muerte. En febrero, el jurado decidirá entre ejecución o la perpetua.

La defensa de Pablo Ibar insistía en que cabe recurso, en que queda pelea. Pero ayer cundió el desánimo. Ibar acabó de ser juzgado esta semana por segunda vez después de una batalla judicial de dos décadas después de su primera condena a muerte. El Tribunal Supremo de Florida ordenó repetir la vista tanto tiempo después porque las pruebas eran demasiado endebles como para ejecutar al acusado. Pero el nuevo jurado no lo ha visto así y reitera su culpabilidad. La sentencia no es firme pero retrotrae todo al punto cero. En unas semanas, el 24 y 25 de febrero, el jurado se reunirá otra vez para ver si le condenan a inyección letal o a cadena perpetua.

El resultado de este segundo juicio con jurado ha sido un completo desastre. En 1994, Ibar (de padre pelotari vasco) fue condenado sin que los miembros del jurado se pusieran de acuerdo. Hubo nueve a favor y tres, en contra. De ahí que finalmente ese fallo se anulara. Ayer los doce fallaron contra Ibar.

El abogado de Ibar, el prestigioso Benjamin Waxman, admitió que dependiendo de lo que decida el jurado sobre la ejecución o la perpetua, se podrá apelar ante una corte u otra, pero que en todo caso se tardará años en volver a intentar absolver a Ibar, que ya ha pasado la mitad de su vida en la cárcel. Waxman cobra 1,3 millones de euros por defender al condenado, dinero que consiguió reunir la Asociación Contra la Pena de Muerte en Estados Unidos.

Había muchas esperanzas puestas en la absolución de Ibar. Más allá de lo técnico, lo más gráfico fue que la otra persona condenada por los mismos hechos, Seth Peñalver, también logró que el juicio se repitiera y a él lo absolvieron. Aun con todo, el fiscal solicitó que el jurado no conociera de la absolución del compañero de ibar y el juez se lo admitió. No se permitió a nadie siquiera mencionarla. Sin embargo, Peñalver quiso ayudar a Ibar y se presentó en el segundo día de la vista. Se armó en la sala un enorme revuelo y el juez le ordenó que se marchara.

Menos pruebas para condenar

Pese a que el juicio se repetía porque las pruebas eran escasas e insuficientes para condenar según el Supremo de Florida, el fiscal Chuck Morton no presentó ninguna prueba nueva. Jugó la baza emocional recreándose en la brutalidad del crimen. Norton es el mismo fiscal que consiguió que sentenciaran a muerte a Ibar en el 2000. Insiste de nuevo en la pena capital. Si el jurado acepta esta pena, otro juez podrá rebajarla a perpetua si lo considera oportuno. Si el jurado se decanta por la perpetua, el juez no puede cambiar esta opción por la inyección letal (así se ejecuta en Florida).

La principal prueba para condenar a Ibar es un vídeo con escasa calidad. No hay una sola muestra de ADN en el escenario del crimen. Además, durante la vista actual muchos de los testimonios incriminatorios principales en este caso se han revelado como falsos. De este modo, Gary Foy –que reconoció en su día a Ibar como la persona que escapó corriendo de la escena del crimen– aseguró que lo hizo por recomendación de su novia para no meterse él «en líos». Otro testigo, Gene Klemtzeko reveló que él había mentido por dinero (esta revelación de Klemtzeko fue la que salvó de la muerte a Peñalver).

Andrés Krakenberger, de la Asociación Contra la Pena de Muerte, dijo ayer que seguirán luchando. «Las evidencias son muy claras», afirmó. El padre y la mujer de Ibar no dijeron nada. Solo que estaban rotos.