Maitane ALDANONDO
Irun

Cream Prime innova el mundo del skate pensando en el usuario

Dos jóvenes guipuzcoanos han desarrollado una lámina de goma para sustituir la lija de los monopatines. A diferencia de las habituales no es abrasiva, por lo que no daña el calzado; y además, es solidaria, ya que por cada producto que venden donan otro.

Una tabla de madera con cuatro ruedas y un lugar donde hacer trucos es suficiente para el skate. Sin embargo, la lija que cubre la madera encarece su práctica, ya que daña considerablemente el calzado. Dos jóvenes guipuzcoanos han encontrado la solución: una lámina de goma que sustituye de forma segura la cobertura habitual. Gracias a ella, han convertido su afición en una forma de vida que además es solidaria.

El irundarra Javier Boes y el donostiarra Sergio Mejuto se subieron por primera vez un monopatín siendo unos niños y desde entonces no han parado. Tienen 23 y 22 años respectivamente, y junto con esta afición, ambos compartían el deseo de emprender. Boes estudió Liderazgo y Emprendizaje Innovador (LEINN) mientras que Mejuto completó un grado superior de Administración y Finanzas y creó una marca de ropa de skateboarding llamada Cream. «Teníamos claro que no queríamos trabajar para otra persona y que si cada uno sólo iba a ser capaz, juntos, mejor», recuerda el donostiarra.

A la hora de dar el paso, recuperaron un proyecto que Boes llevó a cabo durante el grado. Se trataba de un material «indestructible» para zapatillas que entre otras cosas les sirvió para constatar que el problema no era el calzado sino la lija de los monopatines. Retomaron esa idea, probando distintos materiales, como corcho o caucho granulado, hasta que dieron con una goma que se emplea para hacer lagos artificiales.

Pasaron unos dos años madurando la iniciativa, hasta que en noviembre de 2017 crearon Cream Prime. Les animo el que la inversión necesaria no fuera grande, así como el poder obtener una subvención de la agencia Bidasoa Activa. Entre los dos pusieron 11.000 euros, a lo que le sumaron una ayuda de 7.000 euros, y gracias a las ventas que han tenido desde el inicio, no han tenido que invertir más en la comunidad de bienes.

Las ventajas de la lámina CreamGrip es que no es abrasiva, es impermeable, fácil de lavar y reutilizable. Su precio es de 19,95 euros, y aunque pueda parecer caro, sus creadores apuntan que el ahorro que supone al skater es mayor, por lo que se trata de una inversión. En opinión de Mejuto, «es un producto que apoya al usuario, sobre todo a quienes no tienen mucho dinero para comprarse zapatillas cada mes. Le da la oportunidad de llevar a cabo su hobbie». Venden online a través de su web y de Amazon, pero también en algunas tiendas físicas.

Vender para donar

Los dos emprendedores tenían claro que su empresa debía ser diferente y tener un componente social. Inspirados por otras iniciativas, decidieron donar una lija por cada una que venden. Las destinan a ONG presentes en países en desarrollo que llevan a cabo proyectos de integración social y desarrollo educativo a través del skate. «Están aprendiendo a patinar descalzos o en chanclas. Pueden andar, pero nunca van a disfrutar de lo que es el skate de verdad. Pensamos que teníamos que hacer algo», apunta Boes. Las llevan ellos mismos, lo que les permite asegurarse de que llegan, así como conocer la realidad del lugar a través de varias organizaciones. En total, ya han repartido 400 unidades en Etiopía y Palestina, junto con material escolar y textil.

Actualmente, Cream Prime está en un momento de incertidumbre. A principios de febrero participarán en la feria de deportes ISPO en Munich (Alemania), donde se entrevistarán con posibles distribuidores. Unos días después, el 14 de febrero, pondrán en marcha una campaña de crowdfunding en la plataforma Kickstarter. El objetivo es lograr 8.000€ para desarrollar la mejora de la lija y lo harán siguiendo su filosofía. Ofrecerán sudaderas de una marca donostiarra y camisetas del sindicato mantero de Barcelona Top Manta, con quien repartirán los ingresos de la venta de la prenda. Además, la aceleradora Lanzadera se ha interesado en el proyecto y les ha invitado a presentarlo.

Los próximos meses vendrán marcados por los resultados que obtengan de esas oportunidades; pero, sea como sea, su intención es seguir innovando para «facilitar al usuario el patinar, ahorrándole más costes». También están valorando incluir una línea de camisetas con la que donarán bolígrafos en colaboración con Alpino.

Hasta ahora no han cobrado nada por su trabajo, una situación que admiten «no es fácil», pero les da la tranquilidad de hacer los que les gusta. Sin embargo, calculan que en el plazo de un año los ingresos les permitirán tener un sueldo y pagar al estudiante en prácticas que les ayuda. «Queremos ir haciendo de esto una familia, lo más grande posible y cuanto antes», afirma Mejuto.