Sara GÓMEZ ARMAS
PLEBISCITO EN EL SUR DE FILIPINAS

Ávidos de paz, los musulmanes de Mindanao votan en masa

Cansados de violencia y de la falta de perspectivas, la comunidad musulmana del sur de Filipinas acudió ayer a las urnas con entusiasmo para ratificar en un plebiscito histórico un acuerdo de paz largamente esperado y decidir si se transforman en una región más autónoma, bautizada Bangsamoro.

«Voy a votar que sí porque es un día muy importante para nosotros los moros. Votamos por nuestra libertad», declaró a Efe Husniya Ismail, de 44 años. «Inshallah (si Dios quiere, en árabe), Bangsamoro será una tierra pacífica», deseó Ismail antes de votar en Datu Odin Sinsuat, provincia de Maguindanao. Asegura que no ha sido fácil la vida en la Región Autónoma del Mindanao Musulmán (ARMM) y anhela una región con recursos, acceso a la educación y trabajo digno.

Más de dos millones de filipinos de la región del Mindanao musulmán estaban llamados ayer a las urnas para ratificar la Ley de Autonomía de Bangsamoro, que implementa el acuerdo de paz firmado en 2014 por el Gobierno y el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI) y es la gran apuesta del Ejecutivo para lograr estabilidad y desarrollo en esa convulsa área que será bautizada como Bangsamoro y tendrá mayor autonomía. Según el acuerdo, el FMLI renuncia a la independencia y a la lucha armada a cambio de gober- nar la nueva región, que ocupará gran parte de los territorios de lo que se conoce como Mindanao musulmán y que tendrá autonomía fiscal, su fuerza de seguridad, su parlamento y un sistema de justicia que integrará preceptos islámicos.

Los habitantes de ARMM –que será absorbida por Bangsamoro si gana el «sí»–, ven en este plebiscito una oportunidad para dejar atrás la violencia y apostar por un futuro que permita el desarrollo de la región.

Mario Albino, de 63 años, votó «sí» porque quiere «una región en paz», pero admitió su escepticismo sobre el salto a la política del FMLI, que integrará el Gobierno de transición de Bangsamoro hasta las elecciones en 2022.

El FMLI ocuparía una mayoría simple del 51 % en el futuro Parlamento de Bangsamoro, que primero se centrará en el acceso a la educación y los servicios básicos y después en la construcción de infraestructuras en una de las áreas más atrasadas del país, lastrada por la violencia.

En Cotabato –ciudad que no pertenece a ARMM, pero votó su integración en Bangsamoro–, Alano Cabile, de 60 años, ve en esta ley «una oportunidad para la paz». «Aquí todo el mundo está hambriento de paz y cambio», aseguró.

Autonomía real

Cotabato, con unos 300.000 habitantes, será la capital de Bangsamoro en caso de ratificarse la ley, ya que es la ciudad más desarrollada y con Administración eficiente en la zona, que funciona de facto como capital de ARMM y está cerca del campamento del comando central del FMLI en Sultan Kudarat.

El líder del FMLI, Murad Ebrahim, que votó por primera vez y lo hizo por el «sí», estaba seguro de un «apoyo abrumador» y vaticinó la victoria del «sí» en la provincia de Lanao del Sur, que votará el día 6 de febrero, en particular en Marawi –ciudad que vivió dura batalla contra milicias del Grupo Maute y Abu Sayyaf entre mayo y octubre de 2017–.

En 1996, se creó la ARMM, fruto del armisticio con el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN), del que se escindió el FMLI, pero no ha contribuido al desarrollo de la región, aquejada de falta de fondos del Gobierno, corrupción y nepotismo.

Según Ebrahim, ahora Bangsamoro será una entidad «verdaderamente autónoma», que no dependerá del Congreso nacional para tomar decisiones, y tendrá una dotación presupuestaria más elevada. De hecho, recibirá el 5% del presupuesto nacional, además de un fondo especial anual de 95 millones de dólares para el desarrollo durante los próximos diez años.

Ayer se votó en las provincias de Basilan, Lanao del Sur, Maguindanao, Sulu y Tawi-Tawi, que integran el ARMM, además de en las ciudades de Cotabato e Isabela; y si prospera el plebiscito, el 6 de febrero se votarán en Lanao de Norte.