APUESTA POR EL CONSENSO EN TIEMPOS DE CONFRONTACIÓN
EL CINE DEL ESTADO ESPAñOL, TAN HOSTIGADO POR LAS FUERZAS REACCIONARIAS, ATERRIZABA EN SEVILLA APENAS UNOS DÍAS DESPUÉS DE LA IRRUPCIÓN DE LA EXTREMA DERECHA EN EL PARLAMENTO ANDALUZ. SE INTUÍA UNA GALA CONTESTATARIA PERO EL TONO REIVINDICATIVO FUE BAJO Y EL TRIUNFO DE «CAMPEONES» SINTOMÁTICO.

Los spots televisivos emitidos estas semanas atrás como reclamo de la retransmisión de la presente edición de los premios Goya, ya ofrecían pistas de por dónde iba a ir la ceremonia. En ellos, Andreu Buenafuente y Silvia Abril, presentadores del evento, comparecían caracterizados como John Lennon y Yoko Ono para llevar a cabo una reivindicación algo naif del humor como referencia vital, sin asumir que se trata de un recurso cuya validez viene determinada por aquello que es objeto de sátira, más en unos tiempos políticamente convulsos como los actuales y más aún si de lo que se trata es de reivindicar el papel del cine, de la cultura en definitiva, en la conformación de una conciencia crítica.
Sin embargo, la industria cinematográfica estatal parece empeñada en tender puentes con aquellos que llevan años defenestrándola. De ahí el triunfo de “Campeones” frente a “El reino”. La película de Fesser ofrece un discurso crítico pero amable, asumido por espectadores de toda condición, como lo prueba su buen rendimiento comercial. Es a ese amplio espectro de espectadores a los que la Academia lanzó un guiño cómplice refrendando con el Goya a la mejor película al largometraje más popular de todos los nominados. Un triunfo sorpresivo si se tiene en cuenta que hasta ese momento “Campeones” únicamente había sido reconocida con los premios a la mejor canción (obtenido por Coque Malla) y al mejor actor revelación para Jesús Vidal quien, en un emotivo discurso, apeló a tres conceptos que, en cierto modo fueron reivindicados casi como un mantra por parte de muchos de los asistentes: «visibilidad, diversidad e inclusión».
El carácter indiscutible de semejante reivindicación choca con la incomodidad que genera una película imperfecta pero valiente como “El reino” cuya crítica frontal a la corrupción de la derecha política pareció pesar lo suyo para que la Academia le negara el premio al mejor film del año después de haber conseguido siete Goyas, entre ellos el de mejor actor para Antonio de la Torre, guion y dirección.
Voces vascas
En mitad de semejante tibieza, resonó estruendoso el discurso de agradecimiento de Arantxa Etxebarria. La bilbotarra, ganadora del premio a la mejor dirección novel por “Carmen y Lola” fue contundente a la hora de dedicar su galardón «a aquellos que abogan por derogar la ley de violencia de género o entienden que las operaciones de cambio de sexo no debería cubrirlas la sanidad pública. A ellos les invitaría a ver una película como la nuestra de gitanas, lesbianas y mujeres». En declaraciones ante los periodistas tras recibir su Goya, la cineasta precisó que dichas declaraciones responden a su deseo de que se normalice la diversidad: «yo soy vasca y al poco de empezar a vivir en Madrid me hacían sentir como alguien diferente, me llamaban etarra, me pegaban. Por eso mismo me parece terrible que haya gente que rehúse ponerse en la piel del otro, así es imposible sentir empatía».
El de Etxebarria fue de los discursos más contundentes de la gala, aunque también cabría destacar el de los cortometrajistas Julio Pérez del Campo y Carles Bover denunciando el «apartheid israelí» al obtener el Goya por su película “Gaza” o el recuerdo a las víctimas del franquismo de Almudena Carracedo y Robert Bahar, directores del estremecedor documental “El silencio de otros”, ganador en su categoría.
Otra pareja que hizo bueno los pronósticos fue la conformada por Raúl de la Fuente y Amaia Remírez, felices con el Goya conquistado por “Un día más con vida” y quienes, en declaraciones exclusivas para GARA, manifestaron su alegría «por haber ganado mejor película animada tras el Goya al mejor corto documental que obtuvimos con ‘Minerita’. Ser reconocidos en dos categorías tan distintas nos hace muy felices».

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