Lucie PEYTERMANN
Tajura

HAMBRE, TORTURA O DESAPARICIÓN: DESTINO DE LOS MIGRANTES EN LIBIA

Desnutrición, secuestros, trabajos forzados y tortura. Las ONG presentes en Libia denuncian las condiciones de detención de los migrantes atrapados en ese país, consecuencia, dicen, de la política migratoria acordada por los países europeos con los libios.

Un punto, diminuto en la inmensidad del mar, es sacudido violentamente. A mediados de mayo, un migrante que intentaba huir de Libia en una pequeña embarcación prefirió, al ver a lo lejos a los guardacostas libios, arriesgar su vida lanzándose al mar para nadar hasta un barco comercial, según un vídeo colgado en las redes por la ONG alemana Sea Watch.

La imagen ilustra la desesperación de los migrantes, la gran mayoría de los cuales llegan de países África con grandes problemas como Sudán, Eritrea y Somalia, y están dispuestos a cualquier cosa para evitar ser encerrados arbitrariamente en centros de detención en un país expuesto a los conflictos y a las milicias.

Otros escalofriantes vídeos filmados en prisiones clandestinas de los traficantes de personas –que fueron recopilados por un periodista irlandés y difundidos en febrero por Channel 4– dan una idea de las torturas a las que son sometidos para presionar a sus familias para que paguen rescates. Tumbado en el suelo, desnudo, con un arma apuntándole, un migrante grita de dolor mientras un hombre le quema los pies con una antorcha. Otro, con la camiseta ensangrentada, colgado del techo, es azotado en las plantas de los pies.

La noche del martes, al menos 53 personas murieron y un centenar resultaron heridos en un bombardeo contra un centro de detención en Tajura, en la periferia de Trípoli, un ataque denunciado como un «crimen de guerra» por la ONU, que pidió una «investigación independiente», y atribuido por el Gobierno de unión nacional (GNA) a las fuerzas del mariscal rebelde Jalifa Haftar, que lo negaron. Era una tragedia «previsible» desde hace semanas, aseguran las ONG.

Desde enero, más de 2.300 migrantes han sido encerrados en centros de detención en Libia, según datos de la ONU. «Más de un millar de personas han sido recogidas por guardacostas libios, que tienen el apoyo de la UE. Una vez que pisan tierra, son llevadas a centros de detención, como el de Tajura», señaló a AFP Julien Raickman, jefe de misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Libia.

Según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al menos 5.200 personas permanecen en centros de detención en Libia. No hay cifras sobre los centros ilegales en manos de traficantes.

Pese a la inseguridad reinante, Libia sigue siendo uno de los principales puntos de tránsito de quienes huyen de conflictos, inestabilidad y miseria en otras regiones de África y Oriente Próximo, y que buscan llegar a Europa, con la esperanza de labrarse un futuro mejor.

La Unión Europea (UE) presta apoyo a los guardacostas libios para frenar la llegada de migrantes a Italia. En 2017, validó un acuerdo entre Roma y Trípoli para entrenar y equipar a los guardacostas. Desde entonces, el número de llegadas a Europa por el Mediterráneo ha disminuido drásticamente.

«Un sistema criminal»

A finales de mayo, diez ONG internacionales presentes en Libia, incluidas Danish Refugee Council, International Rescue Committee, Mercy Corps y Première Urgence Internationale (PUI), rompieron el silencio. Urgieron a la UE y a sus estados miembros a «revisar de forma urgente» sus políticas migratorias que alimentan, según ellos, «un sistema criminal». Los migrantes, «incluyendo, mujeres y niños, son detenidos de forma arbitraria e ilimitada» en Libia, en condiciones «abominables». denunciaron.

«¡Dejen de enviar inmigrantes de vuelta a Libia! La situación es inestable, no está bajo control; no están protegidos por un marco legislativo», declaró Benjamin Gaudin, responsable de la misión de PUI en Libia, que presta asistencia sanitaria en seis centros de detención.

«Las catástrofes no sólo se producen en el Mediterráneo, sino también en territorio libio; cuando estos migrantes llegan a la costa libia, ya han vivido un infierno», añadió Gaudin. En algunos centros oficiales, «las condiciones son terribles», aseguró.

«Los migrantes viven hacinados, unos encima de otros, en condiciones sanitarias terribles, con enormes problemas para acceder al agua, a veces ni siquiera hay agua potable. Les dan muy poca comida; en algunos centros no les dan absolutamente nada para protegerse del frío o del calor. Algunos no tienen patios exteriores, los migrantes no ven nunca la luz del día», denunció.

«Los muertos se amontonan»

Human Rights Watch (HRW), que pudo acceder a varios centros de detención en 2018, afirma en un informe publicado este año que «la cooperación de la UE con Libia en el tema migratorio contribuye a un ciclo de abusos extremos». «Los muertos se amontonan en estos centros de detención», ya sea por epidemia de tuberculosis, como en Zintan, o víctimas de un bombardeo, como en Tajura.

Un puñado de trabajadores humanitarios no es suficiente para garantizar condiciones aceptables en estos centros», apuntó Raickman. «Las personas detenidas allí, principalmente refugiados, están muriendo por enfermedades, hambre, todo tipo de violencia, violaciones, sometidos a la arbitrariedad de las milicias», añadió.

Como muestra de que la situación es cada vez más crítica, la Comisaría de Derechos Humanos del Consejo de Europa instó a los países europeos el 18 de junio a suspender su cooperación con los guardacostas libios, ya que los migrantes que intercepta «son sistemáticamente detenidos y (...) sometidos a tortura, violencia sexual y extorsión».

La ONU denunció también las condiciones «espantosas» en estos centros. «Alrededor de 22 personas han muerto de tuberculosis u otras enfermedades en el centro de detención de Zintan desde setiembre», indicó Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

MSF, que desde hace poco puede ofrecer atención médica en los centros de Zintan y Gharyan, describió una «catástrofe sanitaria» entre quienes llegan principalmente de Eritrea y Somalia y «han sobrevivido a experiencias aterradoras» durante su exilio.

Las ONG y la Agencia para los Refugiados de la ONU (Acnur) coinciden en que la gran mayoría de las personas detenidas en estos lugares son refugiados que podrían obtener el asilo en países europeos.

«Encerrados desde hace un año»

«Las evacuaciones de Libia a otros países son muy limitadas, sobre todo porque no hay suficientes plazas de acogida en países seguros que puedan concederles el asilo», señaló Raickman. «Hay un fuerte sentimiento de desesperación por este impasse; en los centros donde estamos trabajando en la zona de Misrata y Khoms, hay gente encerrada desde hace un año», añadió.

La Comisión Europea defendió ante AFP su balance y su «compromiso» financiero en este cuestión, con 338 millones de euros movilizados desde 2014 para programas relacionados con la migración en Libia.

«Estamos muy preocupados por el deterioro de la situación», dijo una portavoz de la Comisión Europea, Natasha Bertaud, quien añadió que son conscientes de las críticas en relación a «nuestro compromiso con Libia» y están en contacto con las ONG. «En los últimos 16 meses hemos podido sacar a 38.000 personas de esos terribles centros de detención y de Libia, y llevarlos de vuelta a sus países gracias a programas de retorno voluntario, todo esto financiado por la Unión Europea», añadió.

La Comisión ha instado «repetidamente en los últimos meses a sus estados miembros a encontrar una solución en las zonas de desembarco», sostuvo. «Cada vez que un barco de una ONG rescata a personas y se abre una discusión entre Malta e Italia, es la Comisión la que debe convocar a 28 capitales europeas para que encuentren lugares donde llegar. ¡Esto no es viable!», subrayó.

Para el portavoz de la Marina libia, el general Ayub Kacem, son «los países europeos los que sabotean cualquier solución duradera a la inmigración en el Mediterráneo, porque no aceptan recibir a una parte de los inmigrantes y no se sienten afectados». Por eso, les pide que sean «más serios» y unifiquen sus posiciones.

«Los estados europeos tienen una enorme responsabilidad por todas estas muertes y sufrimientos», estimó Raickman. «Lo que se necesitan son acciones como evacuaciones de emergencia de refugiados y migrantes atrapados en condiciones extremadamente peligrosas en Libia», urgió.