Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

Las intrépidas Radium Girls

En 1920, todas querían ser chicas centelleantes y trabajar en la United States Radium Corporation coloreando manecillas e índices de relojes con una pintura hecha con sales de radio, sulfuro de zinc y pegamento. Relojes luminiscentes para que los soldados supieran la hora en las noches de la Primera Guerra Mundial.

Para no derrochar pintura y abaratar el coste a las compañías de relojes, afilaban la punta del pincel con los labios. Doscientos relojes por día. Su salario era inferior al de los químicos del piso superior, que trabajaban protegidos con pantallas de plomo, mascarillas y pinzas con extremos de marfil.

El polvo de radio se adhirió a su piel y cabello y fue absorbido por sus pulmones. Edentulismo, anemia aplásica, osteocarcoma maxilar, necrosis de mandíbula y la muerte.

Mollie Maggia, Grace Fryer, Irena La Porte y Catherine Wolfe demandaron a sus empleadores. Maria Sklodowska, descubridora del radio, les brindó su apoyo. En 1928, el tribunal llegó a un acuerdo a su favor, lo que provocó una reacción en cadena que alteraría la historia de la legislación de salud laboral de los Estados Unidos.

Tuvo que enfermar Eben Byers, rico industrial al que prescriben Radhitor, para que prohibieran los productos a base de radio. Otra manera de contar la Historia es posible.