Joseba SALBADOR
DONOSTIA
Entrevue
AMAIUR MARTINEZ
GANBARA JATETXEA (DONOSTIA)

«Nuestra idea es seguir a este ritmo, ir despacito, y sobrevivir hasta la primavera del año que viene»

Donostia es otra de las capitales que este año se queda sin fiestas. La hostelería y el comercio, sin embargo, continúan trabajando para salvar el verano pese a contar con menos afluencia y haber hecho un importante esfuerzo para adaptarse a la normativa sobre medidas de higiene y aforo. De cara a los próximos días de «no fiesta», esperan poder seguir trabajando con normalidad, sin grandes contratiempos. En Nafarroa, localidades como Leitza, Tafalla o Agoitz también deberían celebrar sus fiestas.

Regentado por los hermanos Amaiur, Nagore y Julene, Ganbara jatetxea es uno de los establecimientos hosteleros más conocidos de la calle Mayor de Donostia. Conocen a la perfección el ambiente que se vive en la Parte Vieja donostiarra, no en vano dirigen también el bar Tamboril, de la plaza de la Constitución.

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Desde que se reabrió la hostelería, ¿cómo están trabajando? ¿Están cogiendo ya el ritmo?

Sí, estamos bastante contentos porque, dentro de lo que son las limitaciones, estamos trabajando bastante bien. Si no hacemos más es porque nos lo impiden dichas limitaciones.

¿Cuáles son, a grandes rasgos, esas limitaciones?

Fundamentalmente, las referidas a las distancias. Hay que tener en cuenta que aquí, en la Parte Vieja, los locales son pequeños, y es complicado mantener esas distancias. Pero en nuestro caso, es algo que lo hemos conseguido, ya que tenemos dos camareros encargados de gestionar todo lo que es el espacio y el aforo del bar. Así, si el bar está lleno, se encargan de hacerles esperar fuera, sirviéndoles un aperitivo.

En segundo lugar, están las medidas de higiene. En ese sentido, ponemos mucho empeño en limpiar tanto la barra como los taburetes cada vez que sale la gente, y hemos puesto vitrinas para los pintxos, unas vitrinas que se van a quedar ahí para siempre.

Por lo tanto, se puede decir que se han adaptado bastante bien a las restricciones.

Sí, tenemos claro que queremos evitar problemas mayores que nos puedan llevar a un cierre. Nuestra idea es seguir a este ritmo, ir despacito, poco a poco, y sobrevivir hasta la primavera del año que viene.

¿Han notado cambios en el tipo de clientela?

Sí por supuesto, ha cambiado un montón. Por un lado, con la clientela local, ahora se nota más diferencia entre los días de la semana y el fin de semana, cuando antes, en temporada alta, todos los días eran iguales. En cuanto a los clientes de fuera, sigue viniendo bastante gente del Estado, pero hemos notado un bajón de los catalanes, ya que allí las cosas están bastante complicadas. Y en cuanto al resto del mundo, vienen básicamente franceses y del norte de Europa, ya que ha caído el público americano y asiático, principalmente japonés, con los que trabajábamos muy bien, pero este año no han podido venir.

Y de cara a estos días en los que debería celebrarse la Aste Nagusia, ¿qué perspectivas tienen?

Nosotros vamos a seguir igual, con dos personas controlando el aforo. Y si se llena, se harán colas, pero la gente tiene que comprender que es una situación extraordinaria y que hay que cumplir la normativa. Esperamos que tengan comprensión, sobre todo en los momentos de mayor afluencia.