Koldo Campos
Escritor
AZKEN PUNTUA

La culpa es nuestra

Todos los días, hoy también lo veremos, las cámaras de EITB nos muestran en sus informativos opiniones de personas elegidas al azar mientras caminaban por la calle confirmando el porqué aumentan los contagios: «yo creo que nos hemos confiado», «yo pienso que nos hemos relajado», «yo opino que hemos bajado la guardia»...

Antes o después de las breves entrevistas se nos suministran algunas noticias sobre improvisadas fiestas y botellones para mejor hacerlas coincidir con las opiniones.

Y es que la culpa es nuestra. Nos pasamos tres meses confinados, y obedecimos; perdimos la salud y el trabajo, y lo aceptamos; renunciamos a vernos y a abrazarnos, y lo asumimos... pero la culpa es nuestra por relajarnos, por confiarnos.

Quienes aseguraban controlarlo todo y, peor todavía, tener incluso previstos los brotes y rebrotes, no han hecho nada: ni más personal sanitario, ni más camas hospitalarias, ni más rastreadores, ni más educadores, ni más recursos humanos en las residencias de mayores, nada... excepto aprovechar las ayudas europeas para aumentar los beneficios de Iberdrola y Petronor, insistir en reflotar el TAV, y levantar otro Guggenheim a un costo inicial de 140 millones en la reserva de la biosfera de Urdaibai.

«Esto no va de bidegorris» sonreía Arantxa Tapia. Es verdad. Esto va de sinvergüenzas.

(Preso politikoak aske)