Nora FRANCO MADARIAGA
Opera

Cultura resiliente

Amanece y poco a poco se va iluminando un escenario que refleja hasta el más mínimo detalle el color, la luz y el espíritu de las calles napolitanas. Casi se puede oler la pizza dorándose en el horno mientras suena una obertura que resume a la perfección una obra vibrante, enérgica y de claro influjo mozartiano, “Il turco in Italia”, una obra de estreno en Bilbo que abre la 69 temporada de ABAO.

La escenografía de Bianco, junto a la fácilmente identificable dirección escénica de Sagi, presentan un “Turco” fresco y atractivo muy apropiado para la esta comedia pícara.

Para representarla, un elenco magníficamente escogido, sobre todo por sus dotes escénicas. Como personaje principal, el bajo Paolo Bordogna interpretando al turco Selim, a quien ya hemos podido disfrutar en papeles similares en “La Cenerentola” o “Don Pasquale”, volvió a demostrarse cómodo en este tipo de roles, donde los graves no son su mejor registro, pero con voz redonda de gran calidez. A su lado, Sabina Puértolas como Fiorilla, cantó con gran amplitud, agudos ligeros y graves corpóreos, pero con un vibrato pequeño y rápido que, si bien le ayuda enormemente en las ligerezas, le afea un poco los pasajes lentos de carácter más cantábile.

El barítono Renato Girolami encarnando a Don Geronio fue un gran descubrimiento, con voz natural de grato color, fácil emisión y gran potencia que supo poner al servicio de una extraordinaria expresividad. El tenor barcelonés Alegret cantó sin esfuerzo y con voz bien timbrada aunque le faltó algo de volumen. El barítono Spagnoli manejó los vertiginosos recitativos de Prosdócimo con soltura y desparpajo. Muy bien también Marina Viotti, con su color asopranado aunque algo ácido en el registro más agudo, así como el tenor Moisés Marín.

En el foso, la BOS mostró un trabajo magnífico, destacando la intervención del trompa solista Núñez en la obertura. Con un sonido limpio y de gran transparencia, la orquesta trabajó impecablemente bajo la batuta de Rousset que, si bien se dedica más habitualmente a la música barroca, tampoco es desconocedor de este estilo rossiniano. Sin embargo, su versión resultó algo plana, no siempre bien equilibrada de volúmenes entre foso y escenario y con pasajes de velocidad excesiva.

El estreno de temporada y título hubiese sido inmejorable si no fuese por la tremenda reducción de la obra que las circunstancias han impuesto; una reducción que, aunque impecablemente realizada tanto dramática como musicalmente, deja la obra dolorosamente mermada, sobre todo cuando el espectador está disfrutando tantísimo del trabajo y del esfuerzo que hace ABAO por la ópera y la cultura.