Los sucesivos decretos que ha ido aprobando el Gobierno español desde el pasado mes de marzo para poder acogerse a las ayudas extraordinarias derivadas de la crisis sanitaria han dado lugar a un complejo entramado jurídico-administrativo que complica la obtención de cifras generales sobre el impacto real entre las personas que trabajan como autónomas.

Para aclarar el escenario, la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) ha publicado esta semana un informe en el que hace balance de su gestión de prestaciones extraordinarias por cese de actividad y bajada de ingresos de trabajadores autónomos. Esta asociación está integrada por las 19 mutuas que colaboran con la Seguridad Social y los datos corresponden a las solicitudes tramitadas desde el 14 de marzo, cuando comenzó el primer estado de alarma, hasta el 31 de marzo.

«El resultado revela unas cifras abrumadoras», subraya la AMAT al presentar este informe, basado en estimaciones. En el conjunto del Estado, se han tramitado 2,15 millones de solicitudes de este tipo, de las que fueron aprobadas más de un 92%, lo que ha supuesto un importe total de más de 4.932 millones de euros para el erario público. Cantidad que se está financiando en gran medida a través del SURE, el fondo establecido por la Unión Europea para hacer frente a los aumentos repentinos del gasto público a fin de preservar el empleo, al igual que sucede con los ERTE.

Como se observa en la tabla anexa, en Hego Euskal Herria son más de 114.000 las “prestaciones covid” reconocidas durante el pasado año, más del 94% de las presentadas, dando lugar a un importe total de 284,13 millones de euros. Las diferencias entre los cuatro herrialdes son mínimas si se tiene en cuenta la proporcionalidad en cuanto a número de habitantes. La cantidad que han recibido como media los más de 121.000 trabajadores autónomos y temporeros que solicitaron alguna de las ayudas correspondientes durante todo el periodo comentado se queda por debajo de los 2.500 euros.

Hasta ocho tipos

Para comprender su complejidad, sin entrar en detalles, conviene repasar la «tipología»» de las ayudas que recoge este informe de la AMAT, que son ocho, comenzando por la “prestación extraordinaria por cese de actividad de autónomos (PECATA)», que es a la que se acogieron la inmensa mayoría de las solicitudes; la de los temporeros (PETECATA), con apenas diez prestaciones reconocidas en Hego Euskal Herria; la «prestación ordinaria de trabajadores que han percibido hasta junio la prestación extraordinaria...» (POECATA); la «estimación del coste de la prestación (...) suspensión de actividad» (PECANE I); otra estimación denominada PROPOECATA; y las prórrogas o variantes designadas PETECATA II, POECATA II y PECANE II.

Estas mutuas –que se presentan como «asociaciones privadas de empresarios, voluntarias y sin ánimo de lucro»– afirman que han procedido al «abono puntual de estas prestaciones» gracias a «la profesionalidad y a la extraordinaria labor de los profesionales» que trabajan en ellas, más de 21.000 en todo el Estado español. Lo han hecho de manera coordinada con la Dirección General de Ordenación de la Seguridad Social.

Y recordaron que, como en el caso de los ERTE para los trabajadores por cuenta ajena, la prestación extraordinaria para autónomos han sido prorrogadas hasta el 31 de mayo.

La inmensa mayoría de estos trabajadores y trabajadoras autónomas desarrollan su labor en el sector servicios –muchos de ellos en la hostelería–, que sigue registrando datos negativos un mes tras otro. Esta semana se han publicado los referentes a noviembre: la cifra de negocios cayó respecto al mismo mes de 2019 un 10,4% en la CAV y un 8,6% en Nafarroa. En el subsector de la hostelería, la caída ha sido del 67,7% en Nafarroa.